Francisco Orozco, durante la conferencia

Francisco Orozco, durante la conferenciaLa Voz

San Pedro Poveda y Guadix, según el obispo Francisco Orozco

El prelado accitano señala que «realizó una gran labor, pues desde el primer momento de su ministerio puso en el centro de su vida al Señor»

La Institución Teresiana, una congregación cuyos miembros viven su fe promoviendo la transformación social mediante la educación y la cultura, cumple cien años de presencia en Córdoba. Con este motivo, han organizado un elenco de actividades para recordar no sólo su carisma vinculado a San Pedro Poveda, sino todo aquello que han vivido durante estas diez décadas en la ciudad. De ahí que ayer el obispo de Guadix, monseñor Francisco Jesús Orozco, haya impartido una conferencia en el Obispado de Córdoba titulada «San Pedro Poveda, misionero apóstol de Guadix (1894-1905)».
Ante un salón de actos repleto de asistentes, el prelado de la diócesis accitana ha recorrido la vida de San Pedro Poveda desde que decidió ingresar en el Seminario de Jaén con tan solo catorce años. El pastor de la diócesis de Guadix ha recordado cómo a pesar de los problemas económicos que sufrió en su familia, «Dios quiso hacer su obra». «El obispo de Guadix lo conocía y le ofreció al joven Pedro Poveda una beca para que se fuera a estudiar al Seminario de San Torcuato de Guadix y allí llegó el 29 de septiembre de 1894, con diecinueve años», ha explicado Mons. Orozco.
Su trayectoria humana, espiritual y sacerdotal también han sido puntos clave en la exposición del Obispo quien ha asegurado que «Guadix marcó toda su experiencia sacerdotal y humana», pues fue allí donde se dedicó a una profunda vida espiritual.
Público asistente a la conferencia de Francisco Orozco en el Obispado

Público asistente a la conferencia de Francisco Orozco en el ObispadoLa Voz

Haciendo un repaso por algunos recuerdos de la vida de San Pedro Poveda, ha recalcado que fue un hombre muy piadoso, que pasaba las noches de los jueves en adoración mientras era seminarista y que llevó a cabo una gran misión popular en las Cuevas de Guadix. «San Pedro Poveda tenía claro que quería ser un cura santo y acudía a la presencia divina en sus largas noches de adoración nocturna donde Dios lo desbordaba», ha expresado. Asimismo, ha desgranado la vida del santo en Linares y en Guadix. En esta última diócesis, realizó una ingente labor social y atendió a los pobres «como verdadera Iglesia samaritana». Y es que, según el prelado de Guadix, «lo que más valoró San Pedro Poveda en su vida fue ser sacerdote, cumplir su sueño y su única aspiración». «Realizó una gran labor, sostenido siempre en Jesucristo, pues desde el primer momento de su ministerio puso en el centro de su vida al Señor», ha aclamado.

Las Teresianas en Córdoba y su trayectoria

La Institución Teresiana llegó a Córdoba en 1922 con la finalidad que en aquel momento tenía Poveda, la de dar respuesta a las necesidades de aquella época, instruyendo y formando a la mujer. En aquellos años se constituyeron las primeras academias donde se preparaba a los profesores para la enseñanza y la irradiación de un pensamiento pedagógico propio, y por supuesto, sin dejar a un lado el trabajo evangelizador.
Fue en la plaza de la Concha nº 17 donde tuvo presencia el primer centro con el nombre de Academia Internado de Enseñanzas Generales y Artísticas para la mujer, orientada a la preparación para el Bachillerato, los estudios y las oposiciones al Magisterio e incorporando un centro cultural y un internado. Más tarde, en 1931 la Academia Internado adquirió la titularidad de Colegio Privado de Enseñanza Primaria y Media, y su actividad se amplió con el paso de los años, hasta llegar 1948 donde abrió cinco grados de Primera Enseñanza en la calle Jiménez de Quesada, que en 1951 se trasladaron al Paseo de la Victoria.
También ese año se inició la actividad en el Colegio Ntra. Sra. de los Angeles, ubicado en la sierra de Córdoba, concretamente donde hoy se encuentra el colegio Bética-Mudarra. En 1957 el centro de la plaza de la Concha fue reconocido de grado superior, y pasó a llamarse Colegio Institución Teresiana hasta que se trasladó definitivamente, en el curso 1961-62, a la Sierra, en la calle Vandalino. Fue ya en 1970 cuando con la Reforma Educativa, se constituyó el Colegio Bética que hoy conocemos.
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