'La Inmaculada Concepción', de Zurbarán, en el Museo del Prado

'La Inmaculada Concepción', de Zurbarán, en el Museo del Prado

Sin pecado concebida

El obispo Demetrio invita a celebrar la festividad de la Inmaculada en el comienzo del adviento

El 8 de diciembre, cada año, «nos trae la frescura de una mujer limpia de todo pecado, una mujer resplandeciente como el sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas». Así comienza la carta pastoral de esta semana el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, con la mirada puesta en la Purísima Concepción que marca el calendario al principio del adviento. María supone el constante recuerdo de la dignidad humana, de su belleza, y sale a nuestro encuentro para ofrecernos, escribe el prelado «una humanidad nueva, una nueva manera de vivir, otra forma de sentir y de experimentar la vida». Y lo hace de una hermosa y entrañable manera: como madre de todos.
No se puede entender la figura de María sin su esencia y naturaleza maternal, y es ahí donde el obispo pone el acento. «Ella es nuestra madre y tiene un influjo inmenso sobre nosotros sus hijos».
Una madre que «en previsión de los méritos de su Hijo Jesucristo, fue liberada de todo pecado, incluso del pecado original con el que todos nacemos. Y fue liberada por un privilegio especial y singular. A nadie más se le ha concedido esta gracia, y a ella se le ha concedido para ser mediadora de esa gracia purificadora para todos los humanos».

«Ave María Purísima»

El prelado señala que entre los cristianos nos saludamos así, cuando «comenzamos las buenas obras», o vamos a recibir el sacramento de la confesión («con ese saludo nos acercamos a recibir el perdón de Dios») Por tanto, «María se convierte así en referente de una vida nueva, de una vida distinta, de una vida que supera la monotonía aburrida de nuestros vicios y pecados». Es por ello que monseñor invita a los feligreses a «encontrar un respiro en ella», porque «con ella todo lo bueno es posible, porque ella nos anuncia que Dios está de nuestra parte, que Dios es aliado».
Pero hay que «preparar el corazón» y hay que hacerlo, como escribe el obispo, para recibir la venida del Señor. «Y así como a ella la llenó de gracia, también a nosotros quiere llenarnos de esa misma gracia, según la medida del don de Cristo para cada uno».
Pueden leer la carta pastoral de manera íntegra en este enlace.
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