Visita de los Reyes Magos al Asilo Municipal en 1963

Visita de los Reyes Magos al Asilo Municipal en 1963Archivo Municipal

Cuando la Cabalgata de Reyes Magos se paraba a hacer visitas

El recorrido del cortejo de los Monarcas de Oriente ha cambiado a lo largo del tiempo

Cuando hace casi 100 años se celebró en Córdoba la primera Cabalgata de Reyes Magos contó con unos elementos que se han mantenido inalterables con el paso del tiempo, como son la imprescindible presencia de los Magos de Oriente y el reparto, con mayor o menor generosidad, de caramelos. Pero por encima de todo esto se conserva la ilusión de todos, grandes y pequeños, que es lo que justifica la repetición anual de esta celebración religiosa.
Aquella primera Cabalgata fue modesta, nacida con más empeño que recursos, y cumplió con su fin a la perfección. Retomó la tradición cordobesa de que los tres Monarcas entraban a la ciudad por el Puente Romano y por ahí materializaron lo que hasta ese momento no era más que una bonita historia con la que los niños se iban a dormir cada 5 de enero.

Establecimientos benéficos

Uno de los objetivos que se marcó el entonces párroco de San Francisco, Carlos Romero, a la hora de implantar en Córdoba la tradición de la Cabalgata era que los Reyes Magos acudieran a aquellos establecimientos benéficos en los que había niños que no tenían a nadie que les hiciera un regalo. Aquel primer año se visitó el Hospicio -en la actual Diputación Provincial-, la Casa de Expósitos -en el Palacio de Congresos- y a los niños de las Escuelas del Ave María, situadas en el patio de San Francisco y atendidas por la propia parroquia.
Este esquema se mantuvo hasta el inicio de los años 30 del pasado siglo. Tras la guerra civil se retomó la tradición y hasta se amplió. En la Cabalgata de Reyes de 1940 se visitó en primer lugar la Casa de Expósitos, luego el Orfanato de San Gonzalo, el comedor de Auxilio Social, la Casa de Socorro-Hospicio y el Hogar y Clínica de San Rafael donde finalizó el recorrido.
Visita de los Reyes Magos a la Residencia Noreña

Visita de los Reyes Magos a la Residencia NoreñaArchivo Municipal

El cortejo en aquellos años era corto en carrozas pero generoso en participación. Había plataformas para la Anunciación, el Portal de Belén, la Huída a Egipto y alguna escena bíblica más, así como para los Reyes Magos. Entre medias, numerosas bandas de músicas, diversos grupos de pastores con algunos montados en borriquillos, batidores a caballos con faroles, heraldos, flabelos y pebeteros.

La Bruja Mala

Una novedad muy aplaudida en la Cabalgata de 1950 fue la introducción de una carroza con la Bruja Mala. Esto, que hoy sería tachado de políticamente incorrecto, consistía en una gran jaula donde los Reyes Magos habían encerrado a la bruja que castiga a los niños traviesos para que en estos días de alegría pudieran estar tranquilos al estar ella entre rejas. Otra incorporación de ese año fue el reparto de 500 juguetes en la peña Calerito a los niños pobres del barro de Santa Marina.
Los años 60 fueron los años del desarrollismo y el fin de la Cabalgata era el reparto de caramelos por las calles de Córdoba. Ya no había tanta necesidad de llevar regalos a los establecimientos benéficos y la única parada que hacía el cortejo era en el Hospicio de la Diputación. El recorrido ya no comenzaba en el Puente Romano, como antaño, sino que el cortejo se ponía en marcha desde la Carrera de la Fuensanta, para seguir después por la Ribera, calle de la Feria, Claudio Marcelo, Tendillas, Gondomar, Gran Capitán, Ronda de los Tejares y plaza de Colón, para terminar ante el antiguo convento de la Merced.
Tanto el crecimiento de la ciudad, como el denominado ‘baby boom’ hicieron que las calles cordobesas en los primeros años 70 se llenaran de niños hasta límites insospechados. Ahí es cuando surgen las multitudes que han llegado a la actualidad, frente al recato con el que se presenciaba el paso del cortejo décadas atrás.

Desde el Alcázar

En esos años, las visitas se hacían antes de ponerse en marcha la comitiva, como a la Residencia Infantil del Carmen o el Asilo Municipal, porque una vez que salía a la calle la primera carroza no se paraba hasta el final, con la excepción de una parada en el Paseo de la Victoria, para adorar al Niño Jesús del Belén de tamaño natural instalado en la caseta del Círculo de la Amistad.
La Cabalgata cordobesa había adquirido tales dimensiones hace medio siglo que ya no podía salir de cualquier sitio. El Ayuntamiento trasladó la organización del cortejo a los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos, cuyas dimensiones permitían ordenar con holgura la comitiva. Y así se mantuvo hasta que en 2005 se trasladó esta logística a los bajos del estadio El Arcángel, aunque la salida oficial de la Cabalgata fuera de la plaza de Santa Teresa.
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