IlustracióN: mano bebe

Mano de bebéLu Tolstova

Carta pastoral

El aborto, «una profunda desgracia de nuestro tiempo»

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, hace una defensa de la vida en una carta pastoral dedicada a la festividad de la Encarnación

El calendario viene marcado por el 25 de marzo, festividad de la Encarnación, un día que «señala los nueve meses antes del nacimiento de Jesús, que celebraremos el 25 de diciembre. Es, por tanto, el día en que fue engendrado en el seno de María virgen, por obra del Espíritu Santo», explica el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, al inicio de la carta pastoral de esta semana.
El prelado señala que ese es «el misterio de la Encarnación del Verbo, que se ha realizado misteriosamente en el seno virginal de una mujer, María santísima», y añade que es «fiesta del Señor y es fiesta de María, porque uno y otro van juntos siempre. Es la fiesta de la Encarnación del Verbo y es la fiesta de la Anunciación del ángel a María. Son perspectivas complementarias».
Junto al misterio de la Encarnación y del «hágase» de María, «está el misterio de la vida. Y en este día tenemos la Jornada por la Vida, con el lema Contigo por la vida, siempre», apunta monseñor, una vida que recuerda el obispo debe ser defendida desde el comienzo de la misma. «Continúa el chorro de abortos a diario en nuestro entorno. Se subraya el derecho de la madre a eliminar a su hijo en el seno materno y no se tiene en cuenta el derecho del que va a nacer; la vida se desprecia y se elimina violentamente, hasta llegar a considerarlo un derecho progresista. No puede haber progreso cuando incluye la matanza de miles, de millones de inocentes. Estemos atentos y salgamos al encuentro de personas tentadas al aborto. Es una profunda desgracia de nuestro tiempo».
Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

Demetrio Fernández, obispo de CórdobaJesús Caparrós

Inmigrantes, refugiados y el suicidio entre los jóvenes

Pero no solo recuerda monseñor a los niños a los que se les impide nacer, sino a otros inocentes representados en la figura de los inmigrantes y los refugiados, cuyas vidas peligran tratando de alcanzar un lugar digno y seguro donde «poder sobrevivir». Ellos forman parte de la actualidad, de noticias cotidianas a las que el obispo pide «no acostumbrase». Alerta también sobre el preocupante número de suicidios, sobre todo en los jóvenes, y la importancia de la vida «de tantas personas en su etapa final, para las que no hay cuidados paliativos, sino eliminación por la vía de la eutanasia legal».
«La vida es un don de Dios en toda circunstancia», escribe el prelado, para concluir señalando que «el Verbo hecho carne nos hace valorar la vida humana, celebremos esta fiesta de la vida». Pueden leer la carta pastoral de manera íntegra en este enlace.
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