Gente en la plaza de la Trinidad de Córdoba

Gente en la plaza de la Trinidad de CórdobaBJ

Gente, gente y más gente

Puede que no haya personal cualificado (o poco educado, que también abunda), pero ganas de dar el sablazo las hay todas

Son como el azahar derramándose desde los naranjos, un espectáculo. La gente sale a la calle a golpe de rebato y no hay suficiente azahar para que todos olamos y sintamos en plenitud los efectos de la alergia.
El Viernes de Dolores se dejó notar por las calles de Córdoba con la multitud que las tomó, sobre todo, en la parte vespertina de la jornada. Antes, de buena mañana, el trasiego era ya evidente. Numerosos escolares salieron de sus aulas para dar forma a las procesiones infantiles o a excursiones improvisadas. A esas edades todo es hilaridad y se notaba. Luego, pasado el mediodía, vendrían las notas, pero eso ya es harina de otro costal y, seguramente, algunas risas se apagaron al llegar a casa.

Perplejo

Volviendo a las calles, por el centro y el casco histórico se percibía un turismo creciente y un ardor local en aumento. Tanto que, como casi siempre, convierte el camino en un reto si llevas prisas y, si no la tienes, también, y tienes que sortear obstáculos humanos que, a veces, arremeten contra uno y te deja perplejo.
Ya con el sol en retirada, la muchedumbre estalló por la ciudad como la primavera. Desde la plaza de la Trinidad a la Catedral, el gentío llenaba las aceras, el adoquín y las terrazas de los bares. Estos últimos haciendo su abril, porque la Semana Santa -y su inminencia- suponen una oportunidad pintiparada para -aprovechando el axioma de la inflación- cobrarte cinco euros por un tercio y una copa de verdejo; o 6,80 por una coca-cola, un vino y una botella de agua; o 10,40 por dos copas de cerveza, un refresco y otro vino.

Los lamentos

Puede que no haya personal cualificado (o poco educado, que también abunda), pero ganas de dar el sablazo las hay todas. Además las calles están repletas de gente, más gente y más gente y es cuestión de porcentaje de probabilidad llenar la terraza de cualquier bar y estar dispuesto con el hacha (en sentido figurado). Luego vienen los lamentos y todos invocamos nuestro derecho a la pena y a la protesta.
Comentarios
tracking