CazaJesús Gallurt

Batida tradicional de jabalís en la finca La Calera

Un homenaje a la cultura cinegética de Andalucía en Villaviciosa de Córdoba

Córdoba Actualizada 19:05

Monteros ataviados a la manera tradicional

Monteros ataviados a la manera tradicionalJesús Gallurt

El pasado sábado 8 de febrero fue un día muy especial para los monteros en Villaviciosa de Córdoba, especialmente para el club deportivo cinegética «Panduro», que celebró la tradicional batida que cierra la temporada en la Finca La Calera. La mañana comenzó con un aire fresco y una bruma ligera que amenazaba lluvia. Un grupo de apasionados de la caza con vestimentas de antaño; botas y zahones de cuero etc. se reunió temprano al calor de la lumbre y el café que los más madrugadores han tenido el detalle de preparar para calentar el exterior, con el sonido de las campanillas de los perros y el murmullo de las conversaciones que llenaban el ambiente, se degustan algunos licores que calentaban el interior. La tradición de la montería se sentía en cada rincón, desde el vestuario hasta las armas y costumbres que se han transmitido de generación en generación.

La montería en La Calera consistió en una batida que se distingue por su estilo tradicional, es decir, la caza se realiza sin rifles, solo escopetas y trabucos (también se vio algún arcabuz) con vestimentas tradicionales y los perros acollerados a la antigua usanza, un homenaje a las prácticas antiguas que han marcado la historia de la caza mayor en Andalucía.

Los participantes, vestidos con trajes de campo y la indumentaria típica de los primeros monteros, se prepararon con entusiasmo mientras los incondicionales al arte de la caza compartían anécdotas de batidas anteriores. Entre risas y bromas, se formaron las cuadrillas, cada una encargada de un sector de la finca, iniciando el tradicional desayuno antes del sorteo.

Antes de iniciar la batida, y tras el desayuno se realiza el sorteo recordando las normas de seguridad y el respeto hacia la naturaleza y medio ambiente, luego el tradicional rezo a la Virgen de la Cabeza para que ilumine el día y preserve la integridad de los participantes, los monteros se preparan para la partida hacia los puestos y comienzan a verse en las caras heladas el nerviosismo y la subida de adrenalina.

Se montan las armadas y los protagonistas, junto con los postores se adentran en el monte manteniendo un silencio sepulcral solo roto por el pisar de los tarajes. La mancha había sido cuidada y trabajada a conciencia, la finca se encuentra apenas a 2 kilómetros del pueblo y junto a lo cerrado del terreno y orografía escarpada dificultaba aún más el tiro de escopeta que ponen a prueba la pericia de los monteros.

Con un toque de caracola que resonó como un eco entre los pinos, dio inicio la batida. Los rehaleros, junto con sus perros, se adentraron en el denso bosque de encinas y alcornoques, donde la fauna silvestre se esconde entre las espesas zarzas y lentiscos

Participantes en la montería

Participantes en la monteríaProducciones Galiano

A medida que avanzaba la mañana, comienzan las primeras ladras junto al crujir de las jaras y el roce de las ramas se convertía en parte de la sinfonía de la montería. Los perros, enérgicos y atentos, asoman por los visos y marcan el terreno, buscando el encame de los jabalíes.

La jornada transcurrió entre la emoción y la espera, con momentos de gran expectación. Los jaleos y gritos de los perreros alertaban a los cazadores sobre la proximidad de las reses, mientras que las ladras de los perros añadían un aire de aventura al día. Cuando finalmente se logró el rastro de los jabalíes, el aliento contenía una mezcla de nerviosismo y satisfacción. Los tiros de escopeta comienzan a oírse a la vez que se vislumbran algunos lances. Los disparos se repiten y su frecuencia entre los puestos denotan la dificultad del tiro de escopeta entre el espesor de la vegetación lo que aumenta la emoción y tensión entre los monteros.

El cierre de la jornada llegó con la cobranza de los trofeos, en un acto lleno de alegría, se pistea los animales «pinchados», discutiendo con respeto en el campo las posibles incertidumbre de los lances, se marcan y arriman los jabalíes abatidos. Cada captura se celebró con alegría, pero también con el reconocimiento de la labor y la bravura de los animales. Al finalizar, los monteros mientras se formaba el plantel compartieron una comida típica de la zona, donde la convivencia y el compañerismo prevalecieron. Son los momentos en dónde, entre risas y bromas, se comentan los lances y las aventuras disfrutadas.

Por último, y aunque no es lo más importante en una batida de este tipo, a la junta de carnes se presentaron 16 jabalíes bastantes con una boca apreciable. En la Calera, la captura no era el objetivo, sino la experiencia compartida, el respeto a la naturaleza y la diversión con los amigos.

La batida en La Calera no es solo una actividad de caza, es una celebración de la tradición, un homenaje a la cultura cinegética de Andalucía. En Villaviciosa de Córdoba, la montería reafirma su valor no solo como práctica de gestión de la fauna, sino como un vínculo que perpetúa el amor por la naturaleza y el patrimonio común que todos comparten. La jornada concluyó con una fiesta con música en directo hasta altas horas de la noche, dónde se volvieron a compartir sonrisas, recuerdos y el deseo de reencontrarse en futuras batidas, manteniendo viva la tradición y el espíritu de la montería.

comentarios
tracking