Jardines de la Granja de San IldefonsoPatrimonio nacional

Viajes

Cinco sitios con encanto cerca de Madrid a los que escaparte

Los viajes de ida y vuelta suelen ser la mejor opción para desconectar de la ciudad durante el fin de semana

Viviendo en una situación de emergencia sanitaria, en la que prácticamente no pudimos viajar durante todo un año, la posibilidad de visitar pueblos cerca de nuestra residencia pueden convertirse en la mejor alternativa. El auge del turismo de interior y las infinitas opciones que presentan los alrededores de Madrid hacen que, durante los fines de semana de invierno, podamos escaparnos, al menos durante el día, a pueblos espectacular que aúnan tradición y gastronomía a partes iguales.

Chinchón

A tan solo media hora de Madrid, se alza Chinchón, pueblo castizo por excelencia cuyo encanto reside en su casco urbano. A la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuyo interior tiene un lienzo del pintor Francisco de Goya, el Teatro Lope de Vega, el Monasterio de las M.M. Clarisas o la Torre del Reloj se añade la joya de la corona: la plaza Mayor.

Con sus características construcciones de tres pisos y sus balcones de madera acabados en verde, esta plaza es el principal atractivo turístico de la localidad y centro neurálgico de los mejores restaurantes y bares de la zona donde disfrutar de la gastronomía local entre los que destacan La balconada y El Café de la Iberia.

Pedraza

Declarada Conjunto Monumental, la Villa de Pedraza es un destino rural de interior que se ha convertido en el sello de identidad de los pueblos medievales de la provincia de Segovia. Se encuentra a tan solo una hora de Madrid y nos recibe con su vieja muralla, conocida como Arco de la Villa.

Las casonas hidalgas y los palacios con escudos heráldicos cumplirán nuestras expectativas antes de llegar a la Plaza Mayor, con la balconada del Ayuntamiento, la iglesia de San Juan y sus característicos soportales de aire medieval.

El Escorial

El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es uno de los lugares más visitados de toda la Comunidad de Madrid, estando reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial. Con múltiples dependencias entre las que destacan la Real Biblioteca, el Palacio de Felipe II o el panteón de Reyes, merece una visita guiada extensa, pero los que no quieran dedicar mucho tiempo a este monumental complejo pueden ver únicamente el Jardín de los Frailes y el mirador del Parque Adolfo Suárez, que ofrece una panorámica espectacular de todo el conjunto.

Al igual que en el resto de alternativas, la mejor idea es pasear por el entramado de calles centrales. Después de pasar por Los Jardincillos, como comúnmente se conoce a la plaza del Ayuntamiento, no está demás disfrutar de un cocido de 15 platos en el restaurante Charolés y tomar el postre en la confitería Paco Pastel, donde elaboran la bizcotela, bizcocho y yema bañados en chocolate.

Alcalá de Henares

Alcalá de Henares simboliza como ninguna otra ciudad el Lenguaje, la Literatura y el Patrimonio. Conocida como la cuna de Miguel de Cervantes, puede presumir de ser el mayor patrimonio histórico, cultural y artístico de la Comunidad de Madrid.

Alcalá atesora importantes yacimientos arqueológicos y un excelente entramado urbano medieval en el que convivieron las culturas judía, cristiana y musulmana. Las construcciones renacentistas y barrocas lucen como nunca destacando especialmente su Universidad, la Casa Natal del conocido escritor y la llamada Plaza de Cervantes, corazón de la ciudad repleta de parterres.

Granja de San Ildefonso

El Real Sitio de la Granja de San Ildefonso, declarado conjunto Histórico Monumental, es una de las mejores muestras del esplendor monárquico del siglo XVIII. Felipe V se enamoró del enclave en 1717 y decidió levantar un Palacio Real que, junto con la Real Fábrica de Cristales y los espectaculares jardines versallescos, se han convertido en representantes de un lugar de ensueño que merece la pena visitar en todas las épocas del años. Sin embargo, su belleza es especialmente significativa los meses de verano, por el espectáculo de sus fuentes monumentales, y los de otoño, por los tonos ocres.