Las dos catedrales de Salamanca, situadas en el corazón de la ciudad, representan una de las joyas del patrimonio arquitectónico español. La Catedral Vieja, construida en estilo románico, se remonta al siglo XII y destaca por su esbelta torre y su impresionante ábside semicircular. En contraste, la Catedral Nueva, de finales del siglo XV y principios del XVI, fusiona estilos gótico, renacentista y barroco, siendo un ejemplo sobresaliente de la evolución de la arquitectura religiosa. Además, su famoso «astronauta», una figura esculpida que parece un astronauta moderno, ha convertido a este edificio en un símbolo de la originalidad y el mestizaje de estilos que define a Salamanca.