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29 de marzo de 2024

La investigación ha sido publicada en la revista Science

La investigación ha sido publicada en la revista SciencePexels

Nuevo estudio

Compartir saliva: la manera en que los bebés intuyen las relaciones cercanas

Compartir comida o dar un beso son algunos de los actos que dan pistas a los niños sobre quienes son cercanos entre sí

Los niños lo aprenden todo observando lo que les rodea. Cómo deslizar el dedo por la pantalla del móvil, cómo hojear un libro, cómo utilizar un tenedor y un cuchillo, y otros muchos comportamientos son interiorizados por los más pequeños mediante el ejemplo de las personas que tienen alrededor. Pero este aprendizaje por el ojo va más allá: un nuevo estudio sugiere que los menores de 8 meses podrían utilizar el intercambio de saliva entre terceros como una señal de que tienen una relación estrecha. Ciertas acciones como compartir comida o dar un beso dan pistas a los niños sobre quiénes son cercanos entre sí.
La investigación, capitaneada por Ashley Thomas, psicóloga del desarrollo del Massachusetts Institute of Technology (MIT) junto con sus colegas de la Universidad de Harvard, ha sido publicada en la revista Science. «Personas con relaciones cercanas comparten cubiertos, se besan o participan en otras interacciones que implican compartir saliva. Encontramos que los niños y los bebés intuyen que quienes comparten saliva, a diferencia de otras interacciones positivas, tienen una relación distinta», expone el equipo de Thomas. Para intentar demostrar sus hipótesis, estos investigadores recurrieron a experimentos de personas interactuando con marionetas. 

Los niños esperan que el intercambio de saliva tenga lugar en el núcleo familiarAshley Thomas, psicóloga del desarrollo del MIT

Dos experimentos, mismo resultado

En una de las pruebas, un grupo de veinte bebés, de entre ocho y diez meses, y veintiséis niños de entre 16 y 18 meses observaron a una marioneta comiendo el mismo gajo de naranja que una actriz y jugando a la pelota con otra. Cuando la marioneta comenzó a llorar, los participantes tendieron a mirar primero y durante más tiempo a la actriz con la que esta había compartido la naranja, y por tanto saliva, que los investigadores han interpretado como una señal de que estos niños esperaban que ella reaccionase.
Resultados similares se obtuvieron en un segundo experimento en el que una mujer interactuaba con dos marionetas. Primero, ella se metía el dedo en la boca y luego en la boca de la marioneta. Luego, tocaba su frente seguida de la de la otra marioneta. De nuevo, cuando la actriz mostraba signos de angustia, estos niños observaron durante más tiempo a la marioneta con la que había compartido saliva.
Los resultados de ambas pruebas sugieren al equipo de Thomas que los pequeños interpretan las señales de compartir saliva para identificar relaciones cercanas o íntimas. «Los niños esperan que el intercambio de saliva tenga lugar en núcleos familiares», afirma la psicóloga.

Los niños han de saber de quien dependen directamente para sobrevivir y descubrir quien responde a sus necesidades

Quien es familiar y quien no

«El patrón de quién comparte saliva y quién no puede ayudar a los bebés a distinguir a los que son parientes –como padres, hermanos o abuelos–, de los que no son parientes –maestros de guardería o niñeras– entre sus muchos cuidadores», explica el equipo investigador. Esta diferenciación es necesaria para que los niños pequeños sepan con quien comparten relaciones cercanas, de quienes dependen directamente para sobrevivir, pero también porque han de descubrir quien responde a sus necesidades.
Para futuras investigaciones, el equipo de Thomas planea dar un paso más y descubrir de qué manera se relacionan sus hallazgos con la vida cotidiana de los bebés y si existen otro tipo de comportamientos, como los abrazos, que indiquen la cercanía entre las personas para lograr entender el complejo mundo social en el que se mueven. 
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