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25 de abril de 2024

Ante una misma situación de riesgo, los niños de familias con mayor nivel socioeconómicos tendían a arriesgarse menos

Ante una misma situación de riesgo, los niños de familias con mayor nivel socioeconómicos tendían a arriesgarse menosUnsplash

El experimento que explica por qué unos niños asumen más riesgos que otros

La respuesta, según los investigadores del Laboratorio de Aprendizaje y Desarrollo Social de la Universidad de Boston, se encuentra en factores socioeconómicos

¿Por qué unos niños son más valientes que otros? La respuesta podría encontrarse en la personalidad de cada niño. La seguridad en uno mismo es uno de los factores que alienta a los pequeños a tomar arriesgadas decisiones, salir de su zona de confort y, por qué no, recibir una gran recompensa a cambio.
No obstante, existen otras causas detrás de que ciertos menores estén dispuestos a tomar decisiones más audaces cuando se encuentran en una situación de riesgo. Un nuevo estudio del Laboratorio de Aprendizaje y Desarrollo Social de la Universidad de Boston muestra que los niños cuyas familias son de distintos niveles socioeconómicos toman decisiones diferentes cuando se encuentran en la misma posición de inseguridad.
Algunos psicólogos han teorizado sobre el efecto de la riqueza y el estatus social de los padres en las preferencias de sus hijos, pero esta investigación va más allá al proporcionar la primera evidencia experimental para respaldar esta hipótesis. Sus resultados han sido publicados en la revista Proceedings of the Royal Societu B.
«La investigación proporciona evidencia de que las decisiones arriesgadas en la infancia no siempre reflejan un mal juicio o una falta de autocontrol», afirma Peter Blake, coautor del estudio y profesor de psicología de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Boston. Según se afirma en el estudio, los niños pueden elegir racionalmente el riesgo cuando tiene sentido en su entorno y evitarlo cuando no lo tiene.
La premisa que siguieron Blake y sus colegas es conocida como la teoría de la sensibilidad al riesgo del desarrollo, que se extrae de las observaciones de cómo se comportan los animales en situaciones de búsqueda de alimento. Esta teoría dice, por ejemplo, que un zorro bien alimentado tiene menos probabilidades de entrar en un territorio peligroso para conseguir una buena comida, pero un zorro hambriento sí que lo haría, aunque tuviese disponible una comida más pequeña sin necesidad de correr el riesgo.

Experimento con calcomanías

Para probar su aplicación humana, Blake y su coautora, Teresa Harvey, elaboraron un experimento con docenas de niños de entre 4 y 10 años para ver si sus preferencias variaban según su estatus socioeconómico y el tamaño de las recompensas ofrecidas. A cada uno se le dio la opción de aceptar un número determinado de calcomanías o girar una rueda con una probabilidad del 50 % de obtener aún más. Después de algunas rondas, se les dieron a los niños opciones más complicadas, incluida una opción de recompensa mayor (quedarse con cuatro o girar la rueda y poder obtener u ocho o ninguna) y otro premio más pequeño (mantener dos calcomanías o hacer girar la rueda para obtener cuatro si ganaban).
Mientras los niños intentaban ganar sus tatuajes temporales, sus padres completaban formularios demográficos sobre su nivel de educación y sus ingresos. Al analizar los datos, los investigadores vieron que los niños con un nivel socioeconómico más bajo tenían mayores probabilidades de correr el riesgo de hacer girar la rueda y obtener una recompensa mayor que los niños de familias de un nivel más alto.
«Los niños con un nivel socioeconómico más bajo siguieron el patrón predicho por la teoría», dice Blake. «Actuaron como el zorro hambriento. Era más probable que asumieran el riesgo de obtener una recompensa mayor y, cuando se trataba de una recompensa de menor valor, eligieron la opción determinada para obtener algo».
Blake afirma que sus hallazgos pueden no aplicarse a todas las situaciones. Si un niño decide correr el riesgo de saltar de un columpio durante el recreo podría implicar factores adicionales, como la presión de los compañeros. Pero los autores opinan que sus resultados pueden explicar algunas elecciones que toman los niños en su vida diaria como, por ejemplo, que un niño se arriesgue a darle la mitad de su sándwich a un compañero con la esperanza, y el riesgo, de construir una amistad que valga la pena.
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