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25 de abril de 2024

Un niño con auriculares, estudiando frente a su ordenador

Un niño con auriculares estudiando frente a su ordenadorUnsplash

Educación

Quizá tu hijo tenía razón y con música se estudia mejor

La evidencia científica ha ido en ambos sentidos, pero los estudios más recientes destacan que hay ciertas canciones que pueden ayudar a la concentración y al rendimiento

Que se concentra mejor, que así no le molesta el ruido, que le resulta motivante… Estas pueden ser tres de las mil excusas que los estudiantes ponen, a sí mismos y a sus padres, para ponerse los auriculares, darle al play y dejar de escuchar lo que ocurre a su alrededor e intentar sumergirse en sus libros.
Pero no todo parecen ser perjuicios en esta acción tan común entre los alumnos. Según confirman algunos estudios, hacer las tareas o estudiar mientras se escucha música puede resultar beneficioso, porque, en efecto, puede ayudar a la concentración.
Teresa Lesuik, investigadora de la Universidad de Windsor (Canadá), se propuso estudiar el efecto de escuchar canciones en el trabajo en una pequeña empresa. Pudo concluir que aquellos que se ponían música durante la jornada terminaban antes sus tareas y generaban ideas más creativas que aquellos que trabajaban en silencio.

¿Cuál es la razón?

¿Y esto por qué? La explicación de Lesuik y sus colegas fue que el cerebro segrega dopamina, lo que mejora el humor, la predisposición y produce placer. No solo hace a los trabajadores más felices, sino que hace aumentar la concentración y, por tanto, el rendimiento.
Aunque los de Windsor hicieron hincapié en que cada uno elija personalmente la música le ayuda para el rendimiento, otro estudio de la Universidad de Oxford, encabezado por el profesor Morten Kringelbach desveló cuál es el estilo musical que el cerebro prefiere, aquel que no es ni demasiado predecible ni demasiado caótico.
Los ritmos repetitivos o excesivamente tranquilos pueden aburrir, y los demasiado rápidos, pueden alterar o desconcentrar a quien los escucha. Kringelbach y su equipo fueron más allá al recomendar un compañero musical para la jornada: el cantante de soul y funk, James Brown.

De manera contraria

No obstante, también se ha publicado evidencia científica en el sentido contrario. Para una investigación de 1977 propuso a unos voluntarios que contasen hacia atrás escuchando una pieza musical que ellos hubiesen elegido. Quienes lo hacían mientras sonaba la canción escogida lo hicieron significativamente peor que quienes contaban en silencio. Siguiendo esta línea, muchos expertos recomiendan solo emplear música clásica al trabajar o estudiar.
A finales de los años 90, comienza a hacerse popular el efecto Mozart, cuyo planteamiento principal es que escuchar las sinfonías del pianista alemán hacía a la gente más inteligente. El doctor Gordon Shawn inició una investigación sobre la capacidad cerebral para el razonamiento espacial. Shawn y su equipo comprobó que un grupo de universitarios aumentó su capacidad intelectual hasta nueve puntos tras exponer sus oídos a la Sonata para dos pianos en Re mayor de Mozart.

El origen de la distracción

Estudios posteriores han indagado en este efecto. Un equipo de investigadores que recopiló más de 40 estudios sobre el resultado de escuchar al pianista más famoso, halló en realidad poca evidencia de que la música clásica ayude al desempeño de tareas y que no vuelve a las personas más inteligentes. Si bien, una reciente investigación de la Universidad de Phoenix concluyó que las canciones con letra resultan molestas mientras se lee, se estudia o se escribe.
La fuente de la distracción no es siempre la música. Los auriculares suelen estar conectados al móvil, la tableta o el ordenador, dispositivos con los que también se puede chatear, hablar o utilizar las redes sociales. Ante esta aparente contradicción de escuchar a James Brown con un aparato conectado a internet, desde Empantallados proponen unas simples soluciones que pueden evitar la distracción para que la música haga su trabajo y el estudiante, el suyo.

Si el móvil es una distracción:

  • Se pueden crear listas de reproducción, una o varias, con las canciones que resulten agradables a la hora de estudiar.
  • ​Descargar en el dispositivo la playlist.
  • Poner el teléfono en modo avión o desconectar el wifi del ordenador.
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