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28 de marzo de 2024

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Hay aplicaciones que funcionan como un Tinder para encontrar al padre de tu hijo

Crianza

La copaternidad o tener un hijo sin ser pareja

Hay aplicaciones en el app store que son una especie de Tinder en el que conocer gente que busca ser padre

Se ha atribuido a José Saramago un texto en el que definió a un hijo como «un ser que Dios nos prestó para un curso intensivo de cómo amar a alguien, más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje». Continuaría el Nobel de Literatura, en caso de que fuese él quien lo escribiera –algo desmentido por su propia viuda–: «Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener».
Pero antes de llegar a este punto, al de tener un hijo, hubo dos personas que decidieron unir sus caminos después de una larga –o no tanto– relación que les hizo ver que querían compartir su vida el uno con el otro «para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad», para amarse y cuidarse hasta que la muerte los separe. Pero esto ya no parece ser siempre así.
El orden de los factores parece no alterar tampoco el resultado en lo que se refiere a tener descendencia. La copaternidad o coparentalidad es «el hecho de que dos personas compartan la concepción y crianza de un hijo, sin tener vínculo amoroso entre ellos», explican en la web de Copaternidad Barcelona. Y siguen: «Esta práctica es cada vez más extendida en varios países, como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia o Alemania». Es decir, dos personas se conocen con una sola razón y un mismo propósito, y si comparten los mismos valores de crianza, quizá se conviertan en copadres de un mismo niño.
Aparte de Copaternidad, hay algunas plataformas más como esta especie de Tinder para personas que solo buscan satisfacer su deseo de ser padres sin que haya una relación de pareja, como Co-paping, Modamily o Lullamate. Hombres y mujeres, solteros, heteros u homosexuales, pueden abrirse un perfil y entablar una relación contractual, que no amorosa, con el que será el padre o la madre de su hijo.
«Podría tenerlo sin nadie, sí, pero también me gusta que tenga una figura paterna», cuenta Sandra, de 37 años, a Lara Malvesí, de la Agencia Efe, que ha decidido convertirse en madre con alguien a quien le presentasen desde Copaternidad Barcelona. Su directora, Carmen Balaguer –que no quiso atender a El Debate– explica a Efe que cuando una pareja, que no lo es en realidad, da el paso y deciden concebir –por fecundación in vitro–, antes del nacimiento se establece cómo se van a vivir los primeros meses del bebé, que por motivos biológicos habrá de pasar más tiempo con su madre.
«Una vez ya el embarazo ha ido para adelante, se puede empezar a redactar el futuro acuerdo de custodia compartida o la que se haya acordado y así cuando nazca el niño se ratificará ante el juez directamente», continúa. Habrá que decidir dónde vivirá el niño y con quién, cuáles serán las funciones de cada uno, asumir responsabilidad... y como el roce hace el cariño, quizá experimenten en su propia carne que el orden de los factores no altera el producto, aunque la pareja se haya construido poniendo el tejado primero con par de cimientos y luego todo lo demás.
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