Fundado en 1910

16 de abril de 2024

Anciano y sanitario

Flickr

En las últimas horas: cómo despedirse de un familiar que va a fallecer

La despedida es el comienzo del proceso de duelo y todos los rituales asociados a la muerte son también una manera de terminar de decir adiós: el tanatorio, el funeral y el entierro

Cultura tanatofóbica: aquella reacia a hablar de la muerte y aquella que tradicionalmente está presente en España, según Mercedes Bermejo, vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. «A los más pequeños no les hablamos con naturalidad de la muerte», afirma. Esta es la razón de que al llegar a la juventud o la adultez, el fallecimiento de un ser querido «nos impacte, nos choque», confirma Bermejo.
Un proceso de duelo –«Hay tantos duelos como personas», asegura la psicóloga–, aunque es definido por la Real Academia Española como la manifestación del «sentimiento que se tiene por la muerte de alguien», comienza en realidad antes del fallecimiento del ser querido, cuando hay que comenzar a aceptar que quizá al día siguiente no se encuentre entre nosotros.
La despedida, entonces, se vuelve el comienzo de ese proceso y todos los rituales asociados a la muerte son también una manera de terminar de decir adiós: el tanatorio, el funeral y el entierro.
Tras los últimos momentos de un ser querido, según la experiencia de Bermejo, lo que más herida deja es el remordimiento del «no estuve ahí» y del «no le dije todo lo que tendría que haber dicho». Por ello, destaca que el acompañamiento de un familiar que va a fallecer ha de incluir la transmisión de la parte afectiva, es decir, poner palabras a los sentimientos y decir lo importante que es esa persona para uno.
Explica la vocal del Colegio Oficial de la Psicología que aunque hay varias fases establecidas en un duelo –negación, ira, tristeza, aceptación– cada persona las experiencias a su manera. En este sentido, Bermejo destaca la «paciencia» con uno mismo y con el resto de miembros de la familia, así como permitir, y no reprimir, los sentimientos de dolor, miedo o rabia que puedan surgir.
El duelo, indica Bermejo, suele durar un periodo de entre un año y medio o dos años. «Es frecuente en estos momentos que haya tensiones en la familia», destaca la psicóloga, para continuar explicando que en realidad, lo importante es dejarlas a un lado para mantenerse unidos en un «momento compartido de mucho dolor».
Comentarios
tracking