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Las ayudas a comedor podrán solicitarse hasta el 7 de julio

Las ayudas a comedor podrán solicitarse hasta el 7 de julioOscar J. Barroso

Verano y fin de curso para miles de niños: 90 días sin tener asegurada una comida sana

Para muchas familias, los campamentos estivales no son una opción por su precio elevado, «por tanto la situación de vulnerabilidad se acrecienta»

Una década después de la petición del Defensor del Pueblo de abrir los comedores escolares en verano para los niños en situación vulnerable, la realidad ha empeorado y miles de ellos aún tienen problemas para afrontar un verano y un fin de curso que no impliquen horas de soledad y tener asegurada una comida diaria saludable sobre la mesa.

La respuesta institucional a la entonces defensora del pueblo, Soledad Becerril, fue dispar e insuficiente y ha dado paso a que muchas ONG estén cubriendo ese déficit con programas como el que emprendió hace diez años Educo. Desde 2013 ha repartido 59.000 becas comedor y facilitado más de 5 millones de comidas a niños y niñas de toda España.

Su directora de Incidencia e Investigación, Macarena Céspedes, explica que la situación sigue siendo la misma e incluso ha habido momentos en los últimos diez años que «han ido considerablemente peor».

Durante una visita al centro de la Asociación Aventura 2000, que recibe apoyo de Educo para desarrollar el programa Beca Comedor Verano, recuerda que España ocupa el segundo peor puesto de la Unión Europea en pobreza infantil, lo que significa que alrededor de 2,6 millones de niños y niñas viven por debajo del umbral de la pobreza.

Agravado por el cierre de los colegios

Durante el curso escolar son «muy pocos los que tienen acceso a una beca comedor, en torno a un 11 %, unos 800.000 niños», que en verano afrontan un escenario agravado por el cierre de los comedores escolares.

«Llega el verano y tienen por delante más de 90 días sin ir al cole, sin garantía de esa comida saludable diaria, sin ese espacio en el que conviven con otros niños, en el que juegan, en el que aprenden y en el que están protegidos; muchos de ellos se verán abocados a pasar estos tres meses en sus barrios sin poder salir de sus casas, poco acondicionadas para soportar» el calor estival.

Para muchas familias, continua, los campamentos estivales no son una opción por su precio elevado, «por tanto la situación de vulnerabilidad se acrecienta, se ve la soledad en la que muchos de estos niños y niñas tienen que pasar sus días, sus padres no tienen tres meses de verano y tienen que trabajar».

Niños que no tendrán «nada que contar»

Se necesita una mayor oferta pública mayor para la infancia vulnerable, «parece que hablamos de una tontería cuando decimos que casi el 35% de los niños no pueden irse de vacaciones al menos una semana, pero no lo es. Todos hemos crecido recordando nuestros veranos. Muchos de estos niños y niñas no lo tendrán y cuando vuelvan al cole no tendrán nada que contar».

Educo trabaja con entidades sociales para ayudarles a poner en marcha campamentos o excursiones en los que facilitar «un paquete educativo con el que aprenden a usar las nuevas tecnologías, temas de convivencia, de educación emocional y garantizarles que durante el campamento tienen una alimentación saludable –desayuno, comida y en muchas ocasiones merienda–, que les permita estar bien nutridos».

España tendría que invertir unos 1.600 millones de euros, un 0,13 % del PIB, para garantizar una beca comedor a todos los niños de primaria (6-12), un coste «pequeño» en gasto público educativo, que «nos acercaría a la media europea», afirma Céspedes.

Este verano, Educo trabaja en quince comunidades autónomas en colaboración con 67 entidades que ayudan a unos 4.000 niños.

Jazmin y Ángel, de Paraguay, son padres de dos niños que gracias a este servicio pueden conciliar su ámbito familiar y laboral además de conseguir que sus dos hijos socialicen con otros niños. Llegaron hace solo año y medio a España y las costumbres y alimentos aún les resultan muy distintos a los de su país.

«Es un lugar de confianza y seguro, que además nos ayuda bastante en la economía familiar», explica Jazmín, cuyo hijo pequeño acude a diario a la Asociación Aventura 2000 y el mayor de catorce años está realizando con la misma entidad el Camino de Santiago.

Aventura 2000, ubicada en un contexto vulnerable como el barrio de Amposta, en el distrito de San Blas-Canillejas, colabora en verano con Fundación Educo en las becas comedor y otras actividades.

Según explica Macarena Alvear, coordinadora de Aventura 2000, su asociación trabaja todo el año con menores en situación vulnerable. «El proyecto es holístico: se trabaja refuerzo educativo, emociones, participación, derechos e infancia y luego hay un bloque importante de ocio, entendemos que tienen derecho a vacaciones, a salir de su barrio, salidas de fin de semana o actividades culturales».

Todo el trabajo se hace en coordinación con los centros educativos del barrio, con las familias y con los servicios sociales

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