Isabel Preysler, en una fiesta en Madrid
Así logró Isabel Preysler que la Iglesia declarase nulos dos de sus matrimonios
El tribunal eclesiástico de Brooklyn anuló su vínculo con Julio Iglesias y la Sacra Rota de Madrid el de Carlos Falcó
La vida amorosa de Isabel Presyler da para varios tomos sin que decaiga el pulso narrativo en ningún capítulo. Una mujer bella, cultivada, de educación exquisita y con un imán para atraer las miradas en las reuniones sociales. ¿Qué tenía Isabel para conquistar a los hombres con mayor relevancia pública? «Si está hablando con alguien, hace sentir a su interlocutor como la persona más importante que existe en ese momento en la Tierra. Es detallista, divertida y con una gran conversación», acostumbran a responder quienes la conocen bien.
De Julio Iglesias se enamoró siendo una niña, recién aterrizada en España desde su Filipinas natal. El 20 de enero de 1971, el padre José Aguilera les casaba en Illescas. «En este momento vuestra vida se convierte en historia y, por lo tanto, vuestra vida no sigue igual», pronunció Aguilera. Isabel definió, años después, el enlace como «un mare mágnum en el que resultaba casi imposible al sacerdote oficiar la ceremonia y a nosotros encontrar con la mirada a familiares y amigos».
Isabel se casó embarazada de Chabeli y luego nacieron Julio José y Enrique. Las continuas infidelidades del cantante dinamitaron el matrimonio y en 1978, se divorciaron. Un año más tarde, tramitaron la nulidad matrimonial en el tribunal eclesiástico de Brooklyn. En agosto de 1979, se la concedieron.
Boda del cantante Julio Iglesias e Isabel Preysler el 29 de enero de 1971 en Illescas
Isabel tardó poco en volver a estar casada a ojos de Dios. El 23 de marzo de 1980, se casaba con Carlos Falcó en la capilla de la ermita de Malpica de Tajo, Toledo. El 20 de noviembre de 1981 daban la bienvenida a su hija Tamara. Se divorciaron en 1985 y el matrimonio se lo anuló el Tribunal de la Sacra Rota de Madrid, en un proceso en que la que estuvo representada por José Salazar. Se la concedieron «por no creer la esposa en la indisolubilidad del vínculo». Elle volvió a contraer nupcias, en tercera ocasión, con Miguel Boyer.
El caso de Carolina de Mónaco
Carolina de Mónaco atravesó un arduo camino de once años para que declarasen inválido su «sí, quiero» a Philippe Junot. El 1 de junio de 1992, el Tribunal de La Rota le concedió la nulidad del matrimonio al considerarse inmadurez en el consentimiento de Carolina sobre el primer matrimonio. En ese momento, su segundo marido, Stephano Casiraghi, con el que se había casado por lo civil ya había muerto. En 1993, el Papa Juan Pablo II firmó un decreto reconociendo a los tres hijos en común (Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi) como legítimos a los ojos de Dios, para poder entrar en la línea sucesoria.
El procedimiento de Francisco Rivera se prolongó casi cinco años. El diestro presentó la demanda de nulidad eclesiástica ante el Tribunal de la Rota en 2009 y aunque Eugenia Martínez de Irujo nunca se opuso, tampoco se prestó a aportar pruebas. Fran alegó ser un hombre poco dado a la familia ante las autoridades eclesiásticas. «Soy un conquistador insaciable, incapaz de cumplir con mis obligaciones en la pareja», desvelaba. Poco después de conseguir la nulidad, se casaba por la Iglesia con Lourdes Montes, un año después de haberlo hecho por lo civil.
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