No todo es felicidad para Ana Obregón. Aún perdura la resaca de su reaparición oficial ante los medios, para presentar el libroEl Chico de las Musarañas, donde desnudó sin filtro sus sentimientos. El multitudinario y emotivo acto se convirtió en una liberación balsámica para ella. La actriz hizo oídos sordos a las críticas y afirmó que cuanto más fuertes son, más se ríe. Quizá sin contar con que algunas de ellas le pudieran afectar en primera persona.
Toda acción tiene sus consecuencias y en el caso de Ana Obregón no iba a ser menos ya que ha sido vetada por algunas marcas de ropa. ¿La razón? Incumplir los valores que les piden a aquellas celebridades que les patrocinan.
Un revés importante que tiene su génesis en su decisión de recurrir a la gestación subrogada, el pasado mes de marzo. Una noticia que se convirtió en casi una cuestión de Estado. Tanto fue así que algunos rostros políticos no tuvieron problemas en posicionarse acerca de esta técnica de fertilidad, taxativamente prohibida en España en todas sus formas, tal y como refleja el artículo 10 de la ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida.
Valga como ejemplo de lo anterior el beligerante alegato de Irene Montero contra la decisión de Ana: «Los vientres de alquiler son una forma de violencia contra las mujeres (...) nunca se olviden de las mujeres que están detrás, hay un sesgo de discriminación por pobreza, claro», dijo la ministra de Igualdad.
El colorido look que eligió para la presentación del libro de su hijoGTRES
De una manera casi involuntaria, España se dividió entre defensores y detractores de una Ana Obregón que desoía cualquier crítica, escudándose en su derecho a sanar el dolor por perder a su hijo mucho antes de lo que debía.
Lo que quizá no se esperaba es que el hecho de recurrir a la gestación subrogada le iba a acarrear efectivos negativos. El más inmediato ya se ha hecho notar y ha sido la retirada de apoyo por parte de algunas marcas textiles. «En los últimos meses, Ana se ha puesto en contacto con determinadas marcas y showrooms con los que no tenía ningún tipo de relación previa o esta era muy escasa, y la respuesta ha sido siempre la misma: ‘Su perfil no se adecúa a los estándares deseados por el cliente’. Algo no del todo cierto, porque las firmas consultadas visten a mujeres similares a sus características», revela una fuente a Vanitatis.
En este sentido, las firmas que han vetado a Ana Obregón incurren en una contradicción que ha sido explicada por expertos del sector: «Claramente, la polémica generada en torno a su decisión le está pasando factura a su imagen pública. A las casas de lujo solo les interesan los escándalos fashion del impacto y si son virales. Jamás entrarían o se posicionarían, en cierta parte, con un tema que ha llegado a ocupar un espacio en el debate nacional. Planteémonos, por ejemplo, por qué las políticas tienen que comprar toda su ropa», explican.
Este problema es relativamente reciente, concretamente desde que ha recuperado los looks coloridos, alegres y con estampados primaverales. Hay que recordar que desde que falleció Aless Lequio, en mayo de 2020, Ana Obregón ha mantenido su luto varios meses. Una vez ha conocido el veto, ha decidido recurrir a otros diseñadores de su confianza como Hannibal Laguna o Rubén Hernández, autor del estilismo con el que reapareció hace unas horas, en el Westin Palace de Madrid.