Fundado en 1910
Ermita de la Puebla del Río

Ermita de la Puebla del Río

Así es la Puebla del Río, el pueblo que vio nacer al maestro Morante

Detrás del brillo de los focos y de las tardes de gloria, José Antonio Morante Camacho ha llevado siempre una vida de contrastes. Artista y atormentado, luminoso y enigmático, el torero ha encontrado su equilibrio entre dos lugares que resumen su universo íntimo: la Huerta de San Antonio, su rincón sevillano, y la localidad portuguesa de Marinha Grande, donde ha pasado largas temporadas por motivos de salud.

A orillas del Guadalquivir, a apenas veinte kilómetros de Sevilla, se extiende La Puebla del Río, un municipio de unos 11.000 habitantes que respira campo, agua y tradición. Entre arrozales, pinares y marismas, el pueblo se enmarca en el entorno del Parque Natural de Doñana y la Reserva del Brazo del Este, un paisaje donde conviven garzas, ciervos y toreros. Es tierra de cazadores, alfareros y romeros, y conserva la esencia del Aljarafe sevillano.

Su patrimonio refleja esa mezcla de religiosidad y vida sencilla: la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, de estilo mudéjar con torre barroca, y la ermita de San Sebastián, que guarda imágenes del siglo XVII. Pero el verdadero encanto de La Puebla está en sus bares, donde las tapas se sirven con sabor de río: anguilas fritas, caracoles, arroz con pato y chacinas ibéricas.

Morante de la Puebla se corta la coleta tras serle concedidas 2 orejas en el cuarto toro en Las Ventas

Morante de la Puebla se corta la coleta tras serle concedidas 2 orejas en el cuarto toro en Las VentasEFE

Huerta de San Antonio

Huerta de San Antonio

En este entorno nació el santuario personal de Morante: la Huerta de San Antonio, una finca que es mucho más que una residencia. Situada en el Camino del Arca, parece un castillo blanco con torres almenadas, patio de albero y estética taurina en cada detalle. Entre tinajas y cerámicas se mezclan recuerdos personales, cabezas de toros disecadas y carteles de sus tardes históricas. La finca, de 2,5 hectáreas, alberga jardines, un tentadero, pista de pádel, campo de fútbol y una pequeña capilla. También una carpa que se transforma en restaurante o discoteca para eventos y celebraciones. Durante la romería del Rocío, la huerta se convierte en punto de paso y descanso para hermandades y peregrinos. Allí se organizan tientas, paseos en catamarán por el Guadalquivir y rutas ecuestres. No todo ha sido idílico: en 2019, un incendio calcinó una de las caballerizas y en varias ocasiones la fachada amaneció con pintadas ofensivas.

Marinha Grande, en Portugal

Marinha Grande, en Portugal

Si en Andalucía encuentra el arraigo, en Portugal halla la calma. En Marinha Grande, una ciudad rodeada por el Pinar de Leiria y bañada por la brisa del Atlántico, Morante ha pasado etapas de retiro y tratamiento. Conocida como la capital del cristal, la localidad debe su fama al industrial inglés Guilherme Stephens, que fundó en el siglo XVIII una fábrica de vidrio artístico aún en activo. Sus playas -Vieira de Leiria o Praia da Pedrógão- atraen a surfistas y viajeros en busca de naturaleza salvaje. Su gastronomía mezcla mar y montaña: caldeirada de peixe, arroz de marisco, bacalao a la brasa y vinos blancos del Dão. Un escenario ideal para el silencio.

Morante padece un trastorno disociativo y un cuadro depresivo complejo, dolencia que lo llevó a buscar ayuda primero en Estados Unidos y después en Portugal, donde su apoderado le recomendó un centro especializado. Allí ha encontrado una calma discreta, lejos del peso de la fama. Hoy, su esposa Elisabeth y sus tres hijos -José Antonio, María y Lola- son su sostén más firme.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas