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28 de marzo de 2024

Anders Behring Breivik hace su entrada en el juzgado

Anders Behring Breivik hace su entrada en el juzgadoAFP

El testimonio de la psiquiatra hunde las posibilidades de liberación de Breivik

«Considero que Breivik tiene el mismo diagnóstico que ha tenido siempre», declaró la psiquiatra Randi Rosenqvist

La posibilidad, considerada mínima, de la liberación anticipada del neonazi Anders Behring Breivik, diez años después de la peor masacre cometida en Noruega desde la Segunda guerra mundial, se redujo aun más con el testimonio clave de una psiquiatra, que lo presentó como aún peligroso.
Breivik, quien pidió su libertad condicional diez años después de haber matado a 77 personas, representa el mismo peligro que hace una década, afirmó el miércoles la psiquiatra que lo observó en detención.
Condenado en 2012 a 21 años de cárcel con posibilidad de extensión, con una pena mínima de diez años, Breivik, de 42 años, abogó esta semana por su puesta en libertad, asegurando que ha renunciado a la violencia.

El riesgo de futuros actos violentos no ha cambiado en comparación con 2012Randi Rosenqvist, psicóloga del asesino

«Considero que Breivik tiene el mismo diagnóstico que ha tenido siempre», declaró la psiquiatra Randi Rosenqvist ante el tribunal de Telemark en la segunda jornada del proceso, que se trasladó por razones de seguridad al gimnasio de la prisión de Skien, donde está recluido.
«El riesgo de futuros actos violentos no ha cambiado en comparación con 2012 y 2013, cuando escribí mi primera evaluación», afirmó.
Según la experta, Breivik sufre trastornos de personalidad que ella describe como «asocial, histriónico y narcisista».
El 22 de julio de 2011, este ultraderechista hizo explotar una bomba cerca de la sede de gobierno en Oslo, causando ocho muertos, y luego mató a otras 69 personas, adolescentes en su mayoría, disparándoles en un campamento de verano de la Juventud laborista en la isla de Utøya.
El testimonio de Rosenqvist era considerado fundamental para el asunto de una puesta en libertad anticipada de Breivik.
El extremista se quejó por su parte de las condiciones de detención, asegurando que era tratado «como un animal» porque no tenía suficiente contacto con el mundo exterior.
En prisión, tiene tres celdas, una televisión con lector DVD y videojuegos y una máquina de escribir. En 2016 consiguió que el Estado fuera condenado por trato «inhumano» y «degradante» debido a su aislamiento, sentencia que fue anulada en apelación.
Por lo regular calmado, el detenido movió la cabeza varias veces durante la intervención de la psiquiatra.

Hostilidad de los otros presos

Su demanda de liberación condicional conmocionó en el país nórdico, donde las familias de las víctimas, sobrevivientes y expertos temen con razón que convierta este procedimiento en tribuna política transmitida en directo por algunos medios.
Con sus saludos hitlerianos y las argumentaciones políticas e ideológicas, Breivik solidificó los temores de víctimas y expertos.
Aseguró que en caso de liberación anticipada, seguiría con su compromiso pro-nazi, pero por vías pacíficas. 
Llamado a dar testimonio por la defensa, el sueco Per Öberg, portavoz del Movimiento de Resistencia Nórdico, afirmó que su grupúsculo neonazi estaba dispuesto a tener contactos con Breivik para romper su aislamiento.
«No juzgamos a nadie», dijo por teléfono desde Suecia.
Por su parte, la psiquiatra Rosenqvist subrayó las dificultades para suministrar una forma de vida social a Breivik, etapa considerada como condición necesaria para una rehabilitación y una reinserción futura en la sociedad.
«Pocos presos quieran hablarle», señaló. «La mayoría quiere hacerle mal», agregó.
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