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25 de abril de 2024

La Viceprimera Ministra y Ministra de Economía de España, Nadia Calvino, el martes en Washington D.C.

La Viceprimera Ministra y Ministra de Economía de España, Nadia Calvino, el martes en Washington D.C.EFE

Guerra Ucrania-Rusia

España no se suma al boicot occidental a Rusia en el G20

A diferencia de la mayoría de sus homólogos, que abandonaron la Cumbre cuando intervino Rusia, la ministra de Economía, Nadia Calviño, permaneció sentada por su papel institucional en el FMI

España ha sido uno de los pocos países occidentales que anoche, en el contexto de la guerra de Ucrania, no realizó ningún tipo de acto de boicot contra la presencia de Rusia en la Cumbre del G20, el grupo de estados con las mayores economías del mundo, del que nuestro país no es miembro pero sí invitado permanente.
En la Cumbre participaron –presencial y virtualmente– los ministros de economía y finanzas de países de todos los continentes a excepción de África y la representación española recayó en Nadia Calviño, que, al contrario de lo que hicieron la mayor parte de sus homólogos, decidió quedarse sentada en su asiento mientras intervenía el ministro ruso de Finanzas, Antón Siluánov.
Desde Washington, Calviño condenó «firmemente» la invasión durante su discurso, aunque el hecho de no marcharse durante las palabras de su homólogo ruso llamó la atención. Fuentes cercanas a la reunión justificaron a Efe que la ministra de Economía y vicepresidenta primera del Gobierno español se mantuvo en su silla al participar en la Cumbre, además de como representante de España, en calidad de presidenta del Comité Monetario y Financiero Internacional del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los responsables económicos de la Unión Europea y de países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Canadá se levantaron y se fueron mientras duraba la intervención de Siluánov en protesta por la invasión rusa de Ucrania, cuyo ministro de Economía fue invitado a la Cumbre, pese a que su país no pertenece al G20. Otros representantes, que participaron de manera telemática, apagaron sus pantallas durante la intervención rusa.
La guerra en Ucrania, que es interpretada como una agresión contra Occidente, especialmente hacia Europa, por la mayoría de los líderes europeos, provocó que algunos de ellos pidieran formalmente que se impidiera la participación de Rusia en la Cumbre.
Esta postura no la compartieron algunos países miembros asiáticos, como China, India o Indonesia –que este año ostenta la presidencia de turno–, ni algunos occidentales, como México o Brasil, que mantienen una postura «neutral» respecto a la guerra.

La imagen del Gobierno

El caso de España es particular. Desde uno de los partidos que conforman el Gobierno de coalición –Unidas Podemos– se ha trasladado a la opinión pública un mensaje heterogéneo respecto al conflicto armado, negándose en un principio varios de sus primeras espadas a enviar armamento a Ucrania.
En estos casi dos meses de guerra, algunos líderes de Podemos también han instado de forma poco precisa a buscar «la paz», sin afear en demasía –aunque solo sea por omisión– el papel de Rusia y especialmente el de su presidente, Vladimir Putin.
El último exponente de esta tendencia es un reciente manifiesto contra la guerra firmado por la presidenta de Unidas Podemos, Ione Belarra, la ministra de Igualdad, Irene Montero, o el exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias en el que ni se nombra al mandatario ruso.
Desde el PSOE sí se ha mantenido durante este tiempo una postura mucho más clara, aunque al principio del conflicto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez –que está en Kiev para entrevistarse con Zelensky–, también se mostró reacio a enviar al país invadido algo más que material sanitario. Posteriormente España sí ha enviado, en varias tandas, armas y municiones.
Esta postura no siempre meridianamente clara del Ejecutivo español respecto a la guerra, unida al hecho de que un partido comunista forme parte del mismo, es, para algunos analistas, una de las razones que explicarían el aparente desprecio del presidente estadounidense, Joe Biden, hacia nuestros representantes.
Para muestra, el hecho de que no esté contando con España para tratar la invasión de Ucrania cuando sí despacha con los líderes de otros países con, a priori, menor peso dentro de la UE. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, tampoco ha mostrado mucha consideración hacia nuestro país una vez estallado el conflicto.
El mandatario ucraniano acudió virtualmente a una veintena de parlamentos extranjeros antes de aparecer por el nuestro, desde donde, además, apuntó directamente, con nombres, hacia algunas empresas españolas que, teóricamente, seguían desarrollando su actividad en Rusia; algo que no había hecho antes en otros foros.
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