Andrés Allamand, exministro de relaciones exteriores de Chile y actual secretario general de la SEGIB en Madrid
Andrés Allamand, secretario general de las Cumbres Iberoamericanas, pendiente de juicio en Chile
El Congreso chileno creó una Comisión parlamentaria para «inhabilitarlo para cargos públicos»
Andrés Allamand, exministro de relaciones Exteriores de Chile, bajo la presidencia de Sebastián Piñera, se encuentra en el ojo del huracán, tanto en Santiago de Chile como en Madrid, donde actualmente lidera la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
El pasado 4 de mayo, congresistas chilenos del Partido de la Gente, independientes, de izquierda y de la oposición presentaron una «acusación constitucional» contra Allamand. El motivo de la misma fue el viaje que realizó a España –cuando aún era canciller– en plena crisis migratoria en la zona norte del país.
Mientras miles de inmigrantes indocumentados venezolanos cruzaban a Chile desde Bolivia y Perú, Allamand, pese a mantenerse como Canciller, ejercía de facto como secretario general de la SEGIB en Madrid.
La polémica desatada en Chile por la ausencia de Allamand, desembocó entonces en una llamada del presidente Piñera para exigirle que regresara al país y presentara su dimisión, cuestión que hizo el domingo 6 de febrero en Santiago.
Acto seguido y en tiempo récord, el ex canciller volvió a Madrid donde dos días después asumió el cargo en el organismo internacional iberoamericano. Si hubiera permanecido en Chile y se hubiera presentado esta acusación, no habría podido abandonar el país.
El ex ministro fue nombrado como titular de la Secretaría General de las Cumbres Iberoamericana en noviembre de 2021 y asumió el cargo, como estaba previsto, el 8 de febrero.
La acusación constitucional
La acusación señala que Allamand «comprometió gravemente el honor o la seguridad de la nación» y solicita que el Senado de la República declare a Allamand «inhabilitado para desempeñar cualquier función pública, sea o no de elección popular por el término de cinco años».
En el documento, la docena de congresistas que lo firman, se preguntan: «¿Cómo un Ministro de Relaciones Exteriores puede no volver a Chile en momentos de angustia para nuestra Patria?»; y «¿cómo puede adelantadamente renunciar a su cargo para asumir otro sin siquiera dignarse a regresar a Chile?». Este último punto está lejos de la realidad porque Allamand sí renunció en Santiago.
El exministro debía dejar el cargo, junto con el resto del Gabinete de Piñera, el 10 de marzo, último día antes de que el nuevo Gobierno de Gabriel Boric asumiera su mandato.
Un riesgo reputacional
Tras la presentación de la acusación, el pasado 9 de mayo, el Congreso chileno creó un Comisión especial para analizar la pertinencia de la acusación constitucional contra Allamand.
Según el diario chileno La Tercera, Allamand habría conversado desde España con algunos de sus antiguos colaboradores, entre ellos el exdiputado y exjefe de gabinete suyo, Tomás Fuentes.
Ambos, según el mismo rotativo, llegaron a la conclusión de que la acusación no contaría con los votos requeridos en la Cámara de Diputados y mucho menos en el Senado.
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El «diagnóstico» del máximo responsable de la SEGIB, según La Tercera, es que el objetivo de los diputados acusadores es hacerlo volver a Chile para responder la acusación, algo que no es obligatorio según establece la actual Constitución.
Sin embargo, Allamand, observa el periódico, estaría preocupado por cómo podría repercutir esta situación en su actual cargo, desde el cual aspira a organizar la próxima Cumbre Iberoamericana en República Dominicana en marzo de 2023.
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