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29 de marzo de 2024

AFP

Presidente de Turquía Recep Tayyip ErdoganAFP

Turquía reduce su dependencia rusa: anuncia la apertura de un nuevo gasoducto en el mar Negro

Ankara importa el 45 % del gas natural que consume de Rusia

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció el lunes que su país iniciaba oficialmente la explotación de gas natural en el mar Negro y que para el primer trimestre de 2023 podrá producir diez millones de metros cúbicos diarios. De esta forma, Turquía dejará de depender, en gran medida, de terceros países en lo que al gas se refiere.
El pasado año, el 45 % del gas consumido en el país euroasiático procedía de Rusia mientras que el resto lo importó de Irán y Azerbaiyán. En medio de la guerra de Ucrania, que ha provocado una subida de precios de las energías y una crisis de suministros, Ankara se asegura su autoabastecimiento en caso de una nueva escalada en el conflicto.
El yacimiento, descubierto en agosto de 2020, se encuentra a unos 150 kilómetros al norte de las costas turcas y, en palabras del propio presidente turco, es «la mayor reserva de gas natural de la historia de Turquía». Erdogan llegó a afirmar que este yacimiento, bautizado como Sakarya, puede tener «unas reservas estimadas de 320.000 millones de metros cúbicos».
El año 2023 fue el objetivo marcado por el mandatario turco para empezar a beneficiarse de este nuevo descubrimiento. Dicho y hecho, Erdogan asistió ayer a la 'Ceremonia de lanzamiento y soldadura del primer gasoducto del mar Negro', que se espera que empiece a funcionar el primer trimestre del próximo año y que «con suerte» alcanzará su punto álgido en 2026.
El primer transporte de gas está previsto a través de un gasoducto submarino de 150 kilómetros de longitud que irá desde el yacimiento hasta tierra firme, donde se conectará a la red nacional de gas. «Continuaremos nuestra lucha de forma multifacética hasta que hagamos de Turquía un país que haya resuelto completamente el problema de la seguridad del suministro energético», enfatizó el presidente turco.
Turquía lleva tiempo realizando incursiones tanto en el mar Negro como en el mar Mediterráneo en busca de yacimientos de gas natural, debido a su alta dependencia de terceros países, algo que no contribuye a mejorar una economía mermada y que, además, se ha visto gravemente afectada por la invasión rusa de Ucrania. La lira turca se ha devaluado un 24 % este año y la inflación ha aumentado casi hasta el 74 %.
Por ello, esta nueva reserva de gas natural supone un pequeño alivio para la maltrecha economía turca. Aunque, en muchas ocasiones, las incursiones turcas en las aguas del mar Mediterráneo, en busca de estos yacimientos, han provocado graves disputas con países como Grecia y por ende con la Unión Europea.
Ankara y Atenas mantienen desde hace años un pulso por los derechos de perforación de los yacimientos de gas y petróleo descubiertos en el Mediterráneo. Ambos países se han enseñado los dientes en más de una ocasión, llevando a cabo ejercicios militares y con la Unión Europea de por medio, que ha impuesto sanciones a Turquía. Sin embargo, el país euroasiático ha respondido desplegando más buques perforadores en la región.
De hecho, Erdogan, durante la inauguración del nuevo gasoducto del mar Negro, hizo referencia a esta disputa y subrayó que la energía es «la clave de la cooperación regional, y no un área de tensión y conflicto».
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