Taiwán
Robert Tsao, fundador de una multinacional de semiconductores de Taiwán, ha decidido crear y financiar una escuela militar con una unidad de francotiradores para defenderse de una hipotética invasión de China.
A finales de la primera década del siglo XXI, Tsao era ideológicamente afín a China y al Partido Comunista. Daba conferencias y participaba en las actividades del régimen. Su lealtad le llevó en 2008, tras el terremoto que azotó la provincia de Sichuan, a vender parte de su colección de arte para ayudar a las víctimas. Su identificación con China era total, pero algo se torció.
Lo decidió hace apenas unos meses y terminó instalado en Taiwán. Aquí decidió crear y financiar su particular ejército.
Para cumplir su propósito ha tenido que desembolsar 90 millones de euros. Una quinta parte de esta suma la ha destinado ya a una academia que capacita en primeros auxilios y adiestra a civiles.
Otros 13 millones de euros los ha empleado en la creación de una unidad de francotiradores y en la compra de un millón de drones, cuyo desempeño ha sido de gran utilidad defensiva en Ucrania.
Cuando Tsao regresó a Taiwán se encargó personalmente de hacer ver a los habitantes de la isla, que China era lo más parecido que había a una organización mafiosa. Sembró la idea de que una conquista de Taiwán sería lo peor que podría pasar, y afirmó contundentemente que tendrían que pasar por encima de su cadáver si intentaban invadirla.
China, por su parte, considera que Taiwán es una parte inalienable de la unidad nacional, y que su prosperidad depende de su reunificación.
Antes de su ruptura definitiva con China, Tsao expresó su conformidad a que se celebrara un referéndum democrático que dirimiera el conflicto entre ambas naciones.
Tsao se ha convertido en el rostro visible de su propio emprendimiento y en un referente para la defensa de la independencia de Taiwán. El empresario se presenta en cámara con un chaleco antibalas y un casco para promocionar una iniciativa de puertas abiertas a la población.
Esa imagen la utiliza como un formidable gancho de comunicación. «Es una forma de decir que, si te proteges a ti mismo, puedes hacer que el ataque de la gente hacia ti sea más difícil», observa en un vídeo.
Pesimista advirtió: «Espero que se pueda evitar la guerra cuando Taiwán y EE. UU. muestren determinación para contraatacar; esa es la manera de detener su agresión. Me he comprometido: no viviré para ver a Taiwán convertirse en otro Hong Kong».
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