Vladimir Putin, ha formalizado este viernes el nombramiento de un nuevo embajador en España, semanas después de que el Gobierno aceptase la propuesta de Moscú para tratar de mantener abiertos los cauces diplomáticos en plena escalada de tensiones por Ucrania.
Los decretos publicados por Moscú implican el relevo del actual embajador, Yuri Korchaguin, y su sustitución por Yuri Klimenko, que ejercerá también, como es habitual en el cuerpo diplomático acreditado en España, como representante ruso ante Andorra y en la Organización Mundial del Turismo (OMT), con sede en Madrid.
Klimenko -informa Europa Press- ya ejerció de cónsul en Barcelona durante los años del intento de golpe de Estado del separatismo. Las sospechas de que la mano negra de Putin estaba detrás colaborando con Carles Puigdemont y el movimiento separatista, se consideran más que indicios razonables por buena parte de los observadores.
El actual embajador Korchaguin llevaba en el puesto desde 2012 y previamente había estado destinado, entre otros países, en Argentina. Desde que Putin ordenó la invasión de Ucrania en febrero, había sido convocado en dos ocasiones por el Ministerio de Asuntos Exteriores, para trasladarle en ambos casos el malestar español por la ofensiva militar.
Yuri Korchaguin defendió hasta la víspera de la invasión rusa, el 24 de febrero, que su país no tenía intención de ir a la guerra ni las tropas que realizaban, presuntamente, maniobras militares estaban dispuestas a cruzar Ucrania. En su intento por convencer a los periodistas, en una rueda de prensa en la embajada de Madrid, comparó los movimientos de tropas cerca de la frontera con la distancia que hay «entre Madrid y Calatayud».
Pese a estas discrepancias, el Ejecutivo de Pedro Sánchez concedió en octubre el plácet requerido para el nuevo representante ruso y alegó que era la única vía para mantener los cauces diplomáticos entre los dos países.