Rusia afirma haber derribado 33 drones ucranianos en una noche de ataques en varias regiones
El gobernador de Vorónezh, Alexandr Gúsev, detalló en su canal de Telegram que el ataque ucraniano en su región causó un herido y generó un incendio
El Ministerio de Defensa ruso ha informado este jueves sobre un nuevo episodio de la escalada en el conflicto con Ucrania, al declarar que sus sistemas de defensa antiaérea interceptaron 33 drones lanzados por las fuerzas ucranianas durante la noche. Estos aparatos no tripulados fueron abatidos en varias regiones del suroeste de Rusia y sobre la península de Crimea, territorio que Moscú anexionó en 2014.
Según el comunicado oficial, 14 drones fueron derribados en la región de Vorónezh, 11 en Kursk, siete en Bélgorod y uno más sobre Crimea. En paralelo, las fuerzas rusas aseguraron haber destruido dos embarcaciones no tripuladas en las aguas del mar Negro, en lo que describieron como un intento de ataque marítimo.
El gobernador de Vorónezh, Alexandr Gúsev, detalló en su canal de Telegram que el ataque ucraniano en su región causó un herido y generó un incendio, el cual fue rápidamente sofocado por los servicios de emergencia. Aunque no se ofrecieron detalles sobre el tipo de infraestructura o instalaciones afectadas, los incidentes han elevado la preocupación por la seguridad en las zonas fronterizas rusas, que en los últimos meses han sido blanco frecuente de incursiones ucranianas.
Escalada en el uso de drones
Este incidente sigue a otro ataque reportado el miércoles, cuando las fuerzas antiaéreas rusas interceptaron 35 drones ucranianos, algunos de los cuales alcanzaron un aeródromo militar en la región de Riazán y un centro de entrenamiento en Grozni, la capital de Chechenia. Según medios rusos, los ataques en Riazán habrían dañado infraestructura militar, mientras que las instalaciones en Grozni no sufrieron consecuencias significativas gracias a la intervención de las defensas aéreas.
La intensificación del uso de drones y embarcaciones no tripuladas por parte de Ucrania ha generado preocupación en Moscú, ya que estos ataques se están extendiendo cada vez más lejos de la línea del frente, afectando regiones clave dentro del territorio ruso. Este tipo de ofensivas, que Ucrania rara vez confirma oficialmente, han demostrado ser una herramienta eficaz para desgastar las capacidades defensivas de Rusia y mantener la presión sobre su infraestructura militar y estratégica.
Estos incidentes subrayan una nueva fase del conflicto, en la que ambos bandos emplean tecnología avanzada para superar las líneas defensivas. Mientras Ucrania busca mantener una postura ofensiva en medio de la contraofensiva en el Donbás y el sur del país, Rusia enfrenta el desafío de reforzar sus sistemas antiaéreos en un área de conflicto que ahora se extiende a su propio territorio.