Los cajones de las marcas están llenos de proyectos que nunca llegaron a ver la luz. Eso sí, muchos siguen ocultos ante el temor a que otras firmas los copien. De cuando en cuando los fabricantes sacan a la luz alguno de ellos, una vez que el paso del tiempo y la realidad les permite desclasificarlos. Algo así como la liberación de los secretos oficiales.
En este caso Porsche nos enseña lo que fue capaz de diseñar uno de sus empleados. No sabemos si fue tras el famoso «sujétame el cubata que voy…» pero lo cierto es que el coche luce de lo más atractivo. Años después conceptos similares han visto la luz de la mano de Range, con el Evoque Cabrio, y del Volkswagen, con el T-Roc Cabrio.
Dos modelos que han pasado por el mercado sin pena ni gloria y que han demostrado que no existe un mercado real para este tipo de coches, aunque como operación de marketing puede que no esté nada mal.
En este caso el Cayenne normal fue un verdadero acierto comercial que salvó a la marca de una situación financiera más que complicada. Meses después de su comercialización y dados los excelentes resultados comerciales obtenidos, Porsche se planteó crear tres versiones más del modelo una coupé que finalmente vería la luz en su siguiente generación, una alargada con tercera siete plazas y una descapotable.
En el caso del Cabrio, no vio la luz, pero Porsche creo una maqueta casi en estado final de desarrollo, justo la anterior a la producción, que ahora ve la luz con motivo del 20 aniversario del modelo.
Esta maqueta, actualmente en el museo de la firma, no es funcional, es decir no se mueve. Pero sirvió para que los ingenieros se enfrentaran a los principales retos que suponía la fabricación de un descapotable a partir de un SUV de altas prestaciones. Hubo incluso dos versiones de parte trasera que podemos ver en uno de los bocetos.
Incluía un techo negro de lona con mecanismo eléctrico, con un mecanismo similar al del Porsche 911 Cabrio. La tapa del maletero se abría para dejarle sitio suficiente. Por supuesto la carrocería se había reforzado para la ocasión con largueros longitudinales.
Un mecanismo que nunca llegó a funcionar, pero sirvió de base para el desarrollo de sistemas descapotables en la marca.
Como reconocen directivos de la propia marca, el proyecto no fue adelante por motivos de peso y de precio. El sistema eléctrico lastraba demasiado el peso del un coche que lleva el emblema de Porsche y debe ser un deportivo de altas prestaciones. Y el precio del Cayenne, ya de por sí alto, se disparaba.
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