
Los visitantes no dan crédito cuando ven lo que ocurre en el pueblo
Inédito
Parquímetros en el bosque: el ayuntamiento catalán que cobra a los conductores por aparcar en mitad del campo
Un conductor denuncia los parquímetros instalados a las afueras de este municipio catalán que están literalmente en mitad de campo
Hace ya años que las ciudades y municipios españoles comenzaron a cobrar a los conductores por aparcar en sus calles, se trata de medidas disuasorias con las que intentan promover el uso de los transportes públicos y evitar el uso de los vehículos particulares.
Hace tiempo que pequeños pueblos y municipios españoles también adoptaron este sistema, que no olvidemos que además tiene un importante componente recaudatorio.
Además de todo, se recauda
El funcionamiento suele ser bastante sencillo, tan simple como instalar parquímetros y cobrar a los visitantes que aparquen en las calles de la ciudad en función del tiempo que permanezcan estacionados.

Peratallada, el bello pueblo que cobra por aparcar en el campo
Lo que no habíamos visto hasta el momento es que un pueblo hubiera instalado parquímetros en mitad del campo para cobrar a los conductores que quieren estacionar su coche.
Parquímetro entre los árboles
Tal y como han denunciado un conductor en redes sociales la situación roza lo grotesco en el municipio catalán de Peratallada, en el Bajo Ampurdán, uno de los pueblos más bonitos de la zona con una población de tan sólo 437 habitantes y una extensión de algo más de 21 kilómetros cuadrados.
Pues bien, el ayuntamiento de CIU encabezado por Josep Sala Leal tomó la decisión hace un par de años de desplegar tres aparcamientos públicos: el de Dalt, el de la Iglesia y el de Baix.

Un parking en mitad de la nada y con parquímetros
Lo curioso no es que estos estacionamientos estén regulados por parquímetros, sino que uno de los aparcamientos está ubicado en pleno campo, por lo que llama la atención encontrarse con un parquímetro ‘plantado’ como si fuera un árbol en mitad del monte.
Se trata de una iniciativa con la que se busca que los conductores no entren al pueblo con el coche y al cobrar sólo a los visitantes los vecinos empadronados están encantados, pues ellos no tienen que pagar los 1,50 euros que cuestan los primeros 60 minutos o los 2,50 euros de las dos horas.