El senador Harry Reid, en una imagen de 2016
Harry Reid (1939-2021)
El gran aliado parlamentario de Obama
Figura demócrata del Senado, fue decisivo en sacar adelante importantes leyes sociales
Nació en Searchlight (Nevada) el 2 de diciembre de 1939 y falleció en Henderson (Nevada) el 28 de diciembre de 2021
Harry Mason Reid
Fue líder de la mayoría y minoría demócratas en el senado 2005-2017
Jurista de formación, se dedicó en cuerpo y alma a la política entre 1969 y 2017. Alcanzó la coma como senador por Nevada entre 1983 y 2017. Deja como principal herencia el «Obamacare» y el primer intento de limitar el obstruccionismo parlamentario.
La primera vez que Harry Reid entró en el Capitolio de Washington, que terminaría convirtiéndose en su «casa» durante más de tres décadas, no fue para hacer política, sino para ayudar a mantener el orden en su seno: el futuro representante y senador había sido contratado como policía para poder pagar sus estudios universitarios. Porque la trayectoria de Reid es la de un chaval de Nevada, hijo de padre de profesión minero, alcohólico y depresivo, y de una madre que hacía la colada en los burdeles locales y que pasó su infancia en una casa en a que no había cuarto de baño, agua caliente o teléfono. Y que para poder disfrutar de una educación básica tuvo que marcharse a decenas de kilómetros de su Searchlight natal. Ya como influyente congresista solía recordar, sin abusar, este relato cuando tocaba afrontar el complejo proceso –en Estados Unidos– de aprobar leyes de contenido social. Esta otras tácticas funcionaron en el caso de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, popularmente conocida como «Obamacare».
Pero antes de alcanzar altas cuotas de poder en la capital federal, Reid hubo de abrirse paso en la política de Nevada. Lo hizo en el Partido Demócrata, obviamente, y empezando desde abajo, siendo por primera vez elegido en la Cámara Estatal de Representantes a la edad de 30 años. Posteriormente desempeñó durante cuatro años el cargo de Teniente Gobernador antes de asumir la presidencia de la Comisión de Juegos de Nevada, es decir, principalmente de los casinos de Las Vegas. Aunque no solo. El mandato de Reid hubiera resultado incólume de no haber sido por un par de episodios turbios. En el primero acertó al avisar al FBI para que grabase un intento de soborno, pero perdió los nervios al querer agredir al corruptor. Más embarazosa, si cabe, fue su negativa a conceder una licencia al polémico operador de casinos de fama espuria, asociado a su vez a un conocido mafioso. En el consiguiente careo, el primero enumeró los favores que le debía Reid. Este último se salvó porque el entonces gobernador del Estado creyó su versión.
Estos antecedentes –a los que se sumaron dos severas derrotas electorales– no perjudicaron su «asalto» a Washington, que comenzó en 1983 con su primer escaño en la Cámara de Representantes. Cuatro años más tarde, llegó al Senado, donde poco a poco escaló los peldaños hasta alcanzar la cima: entre 2005 y 2017 fue de forma interrumpida líder de la mayoría o minoría demócrata. A diferencia de Obama, disfrutó enormemente de una vida parlamentaria cuyos complejos códigos entendía como pocos. Por eso fue el principal aliado de Obama al que nunca falló. Y al que se amoldó paulatinamente en materia ideológica: de posiciones conservadoras en asuntos como el aborto, los gais o el control de armas evolucionó sin miramientos hacia las opiniones hoy dominantes en el Partido Demócrata.
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