Fundado en 1910

28 de marzo de 2024

Julio Jiménez a hombros de la afición tras una carrera con final en Eibar, en 1965

Julio Jiménez, a hombros de la afición, tras una carrera con final en Éibar, en 1965EFE

Julio Jiménez (1934-2022)

Un relojero en las montañas del Tour

Julio Jiménez destacó en el ciclismo de los años 60 y quedó a las puertas de ganar el maillot amarillo en los Campos Elíseos

Julio Jiménez a hombros de la afición tras una carrera con final en Eibar, en 1965
Nació en Ávila el 28 de octubre de 1934 y falleció en la misma ciudad castellana el 8 de junio de 2022

Julio Jiménez Muñoz

Ciclista

Conocido como El Relojero de Ávila, Julio Jiménez destacó como escalador en el ciclismo de los años 60, ganó etapas en las tres grandes vueltas, conquistó varias veces el maillot de la montaña y fue segundo en el Tour de Francia de 1967.

El 23 de julio de 1967, tres minutos y cuarenta segundos separaron a Julio Jiménez de la más alta gloria para un ciclista profesional. Esa fue la diferencia entre él y el ganador de aquel Tour de Francia, el francés Roger Pingeon. Logró ese año, por tercero consecutivo, el Gran Premio de la montaña, demostrando que si en algo destacaban los ciclistas españoles de aquellos tiempos era en la escalada.
Jiménez comenzó tarde en el mundo de la bicicleta y no debutó como profesional hasta los 25 años. Nacido en Ávila, donde ha fallecido a los 87 años tras sufrir un accidente de tráfico, su juventud la pasó como aprendiz en una tienda de relojes, lo que le valió el sobrenombre deportivo de El Relojero de Ávila.
Destacó el Relojero en el ciclismo de los años 60 y ganó etapas en las tres grandes vueltas: Tour, Giro y Vuelta. En aquella época protagonizó una intensa rivalidad con otro de los mitos del pelotón español, Federico Martín Bahamontes. El Águila de Toledo ya había dado sus mejores pedaladas, incluido su histórico maillot amarillo de 1959, y eran los años en los que el deporte de la bicicleta tenía ese aire épico y aventurero con etapas rondando los 300 kilómetros por carreteras a medio asfaltar.
Ascendía los puertos Julio Jiménez a las mil maravillas, pero sus problemas en las pruebas contra el reloj le impidieron conquistar triunfos mayores, especialmente en la Vuelta a España, donde solo pudo ser quinto en 1964. Y también supo ser gregario y llevar a rueda a gigantes como Jacques Anquetil.
Se retiró en 1969 con un palmarés brillante: 29 victorias de etapa con mención especial a las cinco conquistadas en el Tour, cuatro en el Giro y tres en la Vuelta; campeón nacional de ciclismo en ruta; tres veces rey de la montaña en Francia y otras tantas en España. Después quiso seguir ligado al mundo de la competición y llegó a participar en carreras de coches. Tampoco perdió su afición al ciclismo y ejerció de comentarista en la prensa.
Vivía una vida tranquila en compañía de los suyos, con el reconocimiento de una afición que le brindó múltiples homenajes y saliendo a pedalear para mantener la forma a pesar del paso de los años. Un accidente de tráfico en su Ávila natal se lleva a Julio Jiménez, un grande del ciclismo en una tierra que vibraría años después con la gloria de otros corredores como Ángel Arroyo, el Chava Jiménez o Carlos Sastre, el hombre que sí pudo lucir el maillot amarillo en la «vieja ciudad de las murallas».

Temas

Comentarios

Más de Obituarios

tracking