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25 de abril de 2024

Romano Mazzoli

Universidad de Louisville

Romano Mazzoli (1932-2022)

Un político favorable a la inmigración y a la vida

Fue el artífice de la ley que regularizó a tres millones de inmigrantes y formaba parte del ínfimo sector del Partido Demócrata que se oponía al aborto

Romano Mazzoli icono
Nació el 2 de noviembre de 1932 en Louisville (Kentucky), ciudad en la que falleció el 1 de noviembre de 2022

Romano Louis Mazzoli

Licenciado en Derecho, fue miembro del Senado estatal de Kentucky antes de fracasar en su intento por ser alcalde de su ciudad natal. Fue miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos entre 1971 y 1995 y presidente de su Subcomisión de Inmigración, Refugiados y Derecho Internacional entre 1981 y 1993.

En noviembre de 1986, el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, promulgó la Ley de Reforma y Control de la Inmigración, la pieza parlamentaria votada por el Congreso en los últimos 40 años sobre una materia muy sensible. Durante la ceremonia, celebrada, según la costumbre, en la Casa Blanca, el entonces vicepresidente, George H.W. Bush, indicó a Romano Mazzoli que se colocara junto a Reagan para plasmar el histórico momento.
Un elegante detalle que hacía justicia, pues fue el tesón de Mazzoli el que hizo posible la aprobación de la ley. El representante por Kentucky y presidente de la Subcomisión de Inmigración, Refugiados y Derecho Internacional tardó prácticamente un lustro, en compañía del senador republicano Alan Simpson, el otro artífice de la larga marcha, en sacar adelante un proyecto bipartidista que estuvo a punto de venirse abajo cuando un senador republicano pretendió introducir un conocimiento básico del inglés como requisito para poder emigrar a Estados Unidos.
Fue el principal escollo que tuvo que superar el proyecto; pero ni mucho menos el único: los recalcitrantes abundaban en ambos bandos y también entre los poderosos lobbies que pululan en las inmediaciones del Capitolio. Al final se alcanzó un compromiso según el cual se ilegalizaba la contratación de ilegales a sabiendas de que lo eran, al tiempo que se regularizaba a unos tres millones de trabajadores temporales e inmigrantes indocumentados que habían entrado en Estados Unidos antes del 1 de enero de 1982, siempre que no hubiesen sido condenados por un delito grave. También fueron creados visados especiales para trabajadores temporales en sectores como el agrícola.
Con todo, le ley mostraba carencias. Una de ellas, como subraya The Washington Post, fueron las lagunas que algunas empresas agrícolas y otras «encontraron al no contratar directamente y utilizar contratistas para traer trabajadores». Además, «la inmigración indocumentada siguió creciendo durante décadas, estadísticas citadas a menudo por los grupos que piden medidas policiales más estrictas en la frontera sur».
Mazzoli reconoció posteriormente esas y otras insuficiencias. Para él, sin embargo, el arduo proceso también le permitió sacarse la espina de su condición de hijo de un inmigrante del norte de Italia que encontró dificultades para asentarse e integrarse en Louisville, la capital de Kentucky.
La famosa ley también tuvo otra vertiente personal para Mazzoli, pues era el reflejo de unas hondas convicciones católicas que también le inspiraron años antes cuando impulsó una enmienda de rango constitucional que, de haber sido aprobada, hubiera restringido considerablemente la práctica del aborto. La Corte Suprema le dio parcialmente satisfacción con su histórico fallo del pasado mes de junio. Para entonces, la categoría a la que siempre perteneció, la de los Demócratas provida, ya llevaba tiempo en la irrelevancia.
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