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25 de abril de 2024

LA EDUCACIÓN EN LA ENCRUCIJADAEugenio Nasarre

Invierno demográfico, ¿aulas vacías?

La pandemia ha acentuado dramáticamente la disminución de los nacimientos. Los datos son sobrecogedores

Actualizada 05:00

El «invierno demográfico» azota a España como un vendaval. La pandemia ha acentuado dramáticamente la disminución de los nacimientos. Los datos son sobrecogedores, como se ve en el cuadro siguiente.

Nacimientos en España

  • 1970 - 663.667
  • 2010 - 486.575
  • 2015 - 420.290
  • 2019 - 360.617
  • 2020 - 341.315
  • 2021 - 336.811
Retengamos los datos más relevantes:
a) Nacen la mitad de niños que hace cincuenta años.
b) La disminución de la natalidad se ha acelerado en la última década. Entre 2010 y 2021 la pérdida de nacimientos es del 31 % de media en España, pero hay regiones que se acerca al 35 %.
c) La tasa de fecundidad, que en 1970 era de 2,84 hijos por mujer, ha descendido en 2021 a 1,19, muy lejos del nivel que asegura el remplazo generacional. Es una tasa que, de persistir, conduce al suicidio de nuestra sociedad.
d) La estructura de las familias se ha modificado substancialmente. Ahora las familias con un solo hijo son ya la mitad de las unidades familiares que tienen descendencia. En cambio, las familias numerosas (con 3 o más hijos) representan tan solo el 8 % de los hogares con hijos, una franca minoría, que la sociedad no aprecia.
Sabemos que la demografía es un factor determinante para la realidad de un país y su futuro. Condiciona todas las políticas públicas (mercado de trabajo, pensiones, vivienda, fiscalidad, etc.). Y, desde luego, va a condicionar nuestra realidad educativa en la próxima década. Ya en el curso 2020-21 hubo 70.000 alumnos menos en los cursos de la enseñanza básica. Se calcula que a lo largo de la década la disminución será en torno a un millón de alumnos, un 15 % menos de los escolarizados en el último curso.
¿Qué deberíamos hacer ante este substancial cambio que afecta al mundo educativo de los próximos años? ¿Lo afrontamos con la política del avestruz? ¿Dejamos que cada cual se las apañe como pueda? ¿Que se cierren aulas porque los alumnos no aparecen? ¿Que se desate una batalla entre la escuela de titularidad pública y la de iniciativa social? ¿Que derrochemos los recursos, siempre escasos, que destinamos a la educación? ¿Que, instalados en nuestro ensimismamiento, persistamos en litigios estériles?
La conciencia de esta dramática situación demográfica debe llevarnos a reflexionar. Urge un gran debate nacional. En el ámbito educativo se nos presenta, no obstante, una oportunidad, que no deberíamos desaprovechar. Habría que procurar un acuerdo nacional sobre las políticas educativas a desarrollar en esta década, con visión de futuro y con luces largas.
La prioridad debería ser extender la condición de «enseñanza básica» (art. 27.4 de la Constitución) a todos los itinerarios formativos hasta los 18 años; habría que dar el definitivo salto de una Formación Profesional orientada al empleo; sería necesario reordenar los efectivos dedicados a la educación buscando la eficiencia y la calidad (potenciando la función docente); habría que acomodar la oferta a las nuevas condiciones demográficas bajo el criterio superior de la libertad. Quien lidere este programa-acuerdo hará un gran servicio al futuro de España.
Pero sería un error olvidar la dimensión familiar con arreglo a nuestras condiciones demográficas. Hoy la sociedad española se está dividiendo en «mayorazgos» y «proletarios». Los nuevos mayorazgos son los hijos únicos, herederos universales, mimados por la sociedad y sus padres. Los nuevos proletarios son los hijos de familias numerosas, que han de compartir y abrirse camino con menos facilidades que aquellos. Es necesaria una política compensatoria, que favorezca a las familias numerosas de manera clara y no tibia, como hasta ahora.
El «invierno demográfico» es nuestro mayor desafío. No se resuelve ni con fuegos de artificio ni con medidas populistas. Requiere abordarlo con un análisis sosegado, realista y con perspectiva de largo alcance. En todo caso, ha de ser un factor determinante para diseñar las políticas educativas de los próximos tiempos, que la sociedad española demanda.
  • Eugenio Nasarre es ex secretario general de Educación y expresidente de la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados
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