José Manuel Albares
Su comparecencia televisiva en la tarde del domingo en TVE dejó en muy mal lugar al ministro de Exteriores. Se negó a reconocer a Edmundo González como ganador de las elecciones. Se lanzó, cuando no procedía al tratarse de un asunto de Estado, a arremeter contra el PP de la manera más sectaria, haciendo oposición a la oposición (llegó a decir una frase tan tremendista e injusta como que «al PP no le importa es sufrimiento de las personas»). Además, el ministro aseguró, contra la verdad, que «se están diciendo muchas tonterías y no hubo ningún tipo de negociación entre los Gobiernos de España y Venezuela». La mentira tiene siempre las piernas muy cortas. Poco después de que acabase de hablar Albares, el fiscal venezolano explicaba que la salida de Edmundo González había sido pactada por los Ejecutivos de ambos países. Tenemos un ministro de Exteriores cuya petulancia altiva es inversamente proporcional a su categoría y desempeño.
Estamos tan acostumbrados a sufrir en TVE a periodistas botafumeiro del PSOE, tipo Fortes y Silvia Intxaurrondo, que cuando vemos a un informador del ente público ejerciendo su profesión con rigor llama ya la atención. Ángeles Bravo, una veterana presentadora del Canal 24 Horas, se vio en la tarde del domingo con la misión de entrevistar a Albares sobre la llegada de Edmundo González y estuvo impecable. Simplemente le hizo las preguntas pertinentes, empezando por el papel de Zapatero y siguiendo por la cuestión de si el Gobierno va a reconocer o no la victoria del líder opositor venezolano (tema por el que supo repreguntar al ministro, que acabó teniendo que reconocer su lamentable negativa a hacerlo). En TVE hay buenos periodistas. Pero en Tele Sánchez no se premia el trabajo bien hecho, solo la adulación al poder y la correcta ideología de izquierdas. Esperemos que este elogio en El Debate no le granjee represalias.
El expresidente socialista, conocido ahora también como «El Desaparecido», pues no ha vuelto a asomar en público desde las elecciones venezolanas del 28 de julio, ha jugado un papel en las negociaciones para traer a España a Edmundo González, que se había refugiado en la Embajada de Países Bajos en Caracas. Así lo reconocen las propias fuentes sanchistas, como si fuese un hecho encomiable. La verdad de la historia es que al ayudar a sacar al ganador de los comicios de Venezuela, Zapatero está prestando un nuevo servicio a la dictadura, que venía acosando a Edmundo González precisamente con este objetivo, que se sumase al exilio que sufren ya siete millones de venezolanos. Algún día sabremos si Zapatero se ha degradado en Venezuela de semejante manera solo porque le gusta la dictadura de Maduro o si hay algo más en forma de estipendio.
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