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25 de abril de 2024

TribunaAlfonso Ibáñez Solano

Pobre Pam...

Me reafirmo en mi comprensión y solidaridad con usted por lo que podemos intuir respecto a las durísimas experiencias vitales que ha debido de vivir rodeada de tantos hombres bastante violadores

Actualizada 08:45

Tengo que reconocer que me considero profundamente liberal. Una ya muy larga experiencia trabajando con políticos y con partidos políticos me ha enseñado, entre otras muchas cosas, que en general la gente cree de verdad en aquello que defiende, y que tan comprensible ha de resultar que los de derechas piensen más o menos de una forma como que los de izquierdas lo hagan de otra manera diferente. Y sin duda, en unos casos unos tendrán más razón que los otros y viceversa. Y ello es muy enriquecedor y necesario porque al final es la salsa de la vida.
¿Se imaginan que todos tuviésemos la misma visión política, fuéramos fans del mismo equipo de fútbol, nos gustara el mismo restaurante, la misma ropa, los mismos colores, los mismos destinos turísticos, la misma chica o el mismo chico? Sería una locura, una vida aburridísima e imposible. Y como contraposición lógica a todos ello, es sano, recomendable y más que deseable que exista la pluralidad y debemos aceptarla como algo necesario para que disfrutemos de la vida.
Pero aceptar que la pluralidad es más que recomendable no es óbice para que tengamos nuestras propias convicciones y visión de la vida y la defendamos con uñas y dientes en unos casos o con humor e ironía en otros.
Y es precisamente en este ámbito, el del humor y la ironía, en el que hoy quiero discrepar con la secretaria de Estado de Igualdad, Pam.
A ver, señora Pam, los humanos, bajo la especie Homo Sapiens, llevamos poblando la tierra desde hace 200.000 años, lo que viene a suponer unas 5.000 generaciones. Y en ese tiempo han sido engendrados aproximadamente 110.000 millones de personas. Yo tampoco doy crédito, señora Pam, de cómo es posible que tantísima gente haya sido capaz de disfrutar del sexo para engendrar tantos miles de millones de personas sin la indispensable sabiduría y enseñanza de nuestra actual secretaria de Estado. Y eso que sólo estamos hablando de disfrutes que han generado seres humanos, que si contamos todos los demás… Sorprendente sin duda, señora Pam, que todo esto haya tenido lugar sin su concurso...
También me admira, amiga Pam, que saque usted fuerzas de flaqueza para ilustrarnos sobre cómo tener sexo, habiendo sufrido lo que imagino que usted ha vivido y sufrido en su entorno más cercano. Porque entiendo que cuando usted afirma que los hombres somos bastante violadores, es porque dispone usted de la suficiente experiencia o al menos alto conocimiento al respecto en su entorno más inmediato. ¿Es quizá por ello que pone usted tanto empeño en sacar de las cárceles a violadores y pederastas? Discúlpeme que sobre este asunto le haga preguntas, pero es que he de reconocerle que en estas cuestiones ando totalmente pez. Somos nueve hermanos, tengo cinco hijos y siete nietos y contando a mis padres, hermanos, sobrinos… somos cerca de 50 personas, pongamos que repartidos en torno al 50 por ciento entre hombres y mujeres. Y no conocemos ni un solo caso ni de violación, ni de abusos ni de nada que se le parezca. Por eso no me siento capaz de comprender por los horrores que usted ha debido pasar entre tanto hombre bastante violador…
También me quería detener un poco en la fiestuki que se montó usted, señora secretaria de Estado, con un grupo de motivadas adolescentes lamentándose de que la madre de Abascal, una señora que vivió en sus carnes los zarpazos de sus actuales kutxipandis de ETA, no hubiera podido abortar. Y esto he de reconocerle que me parece una auténtica falta de delicadeza. Ha de saber usted que soy un firme defensor de la vida, de la de todos, y lo declaro tanto en privado como en público. Creo que todo el mundo tiene derecho a vivir y que nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de los demás y mucho menos optar por eliminar esa vida. Es costumbre en los últimos años que en la ciudad que me vio nacer, Pamplona, el chupinazo que da comienzo a las fiestas de San Fermín lo lancen personas, clubs, asociaciones… de reconocido prestigio en la ciudad. Y en al año 2018 los pamploneses elegimos para ello a la asociación Motxila21, que acoge a chicos y chicas con síndrome de Down. Elegimos a esas maravillosas personas que según los cánones de excelencia, quizá haya que decir de excremencia de su formación política, habrían sido serios candidatos a ser abortados, al igual que el señor Abascal. Porque para ustedes, señora Pam, cualquiera que sea diferente y no cumpla con sus requisitos de pureza, es un firme candidato a ser eliminado en el mismo seno materno. Y con ese criterio, señora Pam, en sus mismos escaños del Congreso habría hoy alguien que cumpliría a la perfección con sus estrictos requisitos para no tener derecho a vivir, lo cual a mí, insisto, me parece una auténtica barbaridad.
Así pues estimada aunque muy incomprendida, señora Pam, le reitero mi firme defensa de la vida en contra de su opinión al respecto, asimismo me reafirmo en mi rechazo a aplicar beneficios penitenciarios a depredadores sexuales, también en contra de su criterio y a pesar de todo ello, me reafirmo en mi comprensión y solidaridad con usted por lo que podemos intuir respecto a las durísimas experiencias vitales que ha debido de vivir rodeada de tantos hombres bastante violadores.
  • Alfonso Ibáñez es consultor político
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