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José Antonio monago

El último pucherazo

El desenlace se prevé: Maduro caerá, como caen las estatuas de Chávez por distintos rincones del país. No hay vuelta atrás, ni soporte que lo pueda sustentar erguido

Actualizada 04:30

Esta mañana, como tengo por costumbre, visité la biblioteca del Senado y me encontré de sopetón con una revelación. Entre las novedades editoriales expuestas en los estantes, que cambian con la misma frecuencia que la actualidad política, descubrí un libro con una colorida portada de Hugo Chávez. 'Nosotros creamos a Chávez', escrito por el profesor de Filadelfia Geo Maher, construye una defensa apasionada del nacimiento del régimen chavista, según pude deducir con una rápida ojeada.

Curiosa ironía: mientras en la biblioteca del Senado de España un libro rinde homenaje a Chávez, en Venezuela su recuerdo es infausto. Alguien podría preguntarse por qué este libro está aquí. La razón es que los miembros de la Cámara Alta tenemos la capacidad de proponer novedades editoriales. Así que saquen sus propias conclusiones sobre quiénes son los padrinos. Pero para no apartarnos de lo esencial, es precisamente sobre los acontecimientos que suceden en Venezuela de lo que quiero escribir.

Bastaba con pegar la oreja al suelo para percibir el retumbar de un cambio inminente. Observando el palpitar de las calles de Venezuela y la devoción hacia la figura de María Corina Machado, era claro que el dictador no podría mantener su control a través de las urnas. Además, ningún dictador abandona el poder gentilmente, y Maduro no sería la excepción. De manual.

El momento es histórico. Las calles vibran con un clamor por la libertad y la democracia sin igual en el mundo, comenzando a pagar con intensidad un tributo con monedas de sangre y dolor. Mientras en otros rincones del planeta las democracias se debilitan, Venezuela respira con renovada fuerza. Hay que estar allí para sentir esa energía arrolladora, o incluso aquí, en España, viendo las concentraciones en la Puerta del Sol y en la Plaza de Colón. El desenlace se prevé: Maduro caerá, como caen las estatuas de Chávez por distintos rincones del país. No hay vuelta atrás, ni soporte que lo pueda sustentar erguido.

La inmensa mayoría de los venezolanos están escribiendo con mayúsculas una gran gesta. Es un pueblo empobrecido económicamente, pero inmensamente rico en principios. ¡Qué grandeza! ¡Qué lección para el mundo! La clave de este cambio ha sido una campaña electoral que ha promovido la unión, la fraternidad y la idea de un solo pueblo. Mensajes de esperanza y futuro, alejados del miedo. Una apuesta firme por la regeneración democrática del país y sus instituciones. Usando las nuevas tecnologías para despertar, no para adormecerse viendo breves estupideces en cadena.

Uno se reconcilia con el mundo al encontrar ejemplos de tal altura moral, y no puede sino rendirse ante estos venezolanos. Aquí no caben medias tintas, como han demostrado algunos representantes públicos españoles. O se está contra las cadenas o se es cómplice. No hay dictadores de primera o de segunda categoría, según el color de los carteles, o el apellido que exhiben. La revolución bolivariana ha llegado a su fin; el socialismo venezolano ha demostrado su incapacidad, y es hora de superar el pasado.

Antes de las elecciones, publiqué un artículo en el que expresaba: «El próximo domingo 28 de julio, el pueblo acudirá a las urnas, y una cascada de votos bajará la persiana de un socialismo con chándal». Dicho y hecho. Ahora queda que los jefes militares y de la policía de aquel país se pongan el bozal, es decir, permanezcan del lado del pueblo y del mandato de las urnas, y que la comunidad internacional democrática –no los aliados de turno como Rusia, China, Cuba, Irán, Nicaragua, Bolivia y Honduras– promuevan la retirada definitiva de Maduro.

El pueblo de Venezuela ha dado y seguirá dando una lección de dignidad y coraje al mundo. Su lucha por la libertad y la democracia será recordada como un hito de nuestra era. Cuanto antes las naciones libres les apoyemos, menos sufrimiento y dolor habrá para los defensores de la libertad en ese país. Que su dolor sea nuestro dolor, pues no estamos en el metaverso, como en la guerra de Ucrania.

  • José Antonio Monago Terraza es el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Senado. Área Exteriores, Defensa y Seguridad Nacional
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