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19 de abril de 2024

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Manos Unidas

Misioneros en África

Rafael Rodríguez, el sacerdote español que recoge niños de la calle en Angola y les da un futuro

En la casa de Gaiato de Malanje, en Angola, 106 niños de calle, huérfanos o rechazados han encontrado allí un hogar. Gracias a Manos Unidas conocemos la labor de Rafael Rodríguez en este espacio de esperanza

Hay historias de entrega, generosidad y caridad que traspasan fronteras. Es el caso de la casa de los muchachos, conocida como «Gaiato»,  una obra fundada en 1940 por el padre Américo en Lisboa y cuyo fin es acoger, educar e integrar en la sociedad a niños y jóvenes en riesgo de exclusión.  Muchos de ellos viven en la calle, se han quedado huérfanos o han sido repudiados por sus progenitores, lo que les fuerza a ganarse la vida de cualquier manera. Estos hogares, como el de Malanje, en Angola, presentes también en Portugal y Mozambique, han supuesto un cambio decisivo en la vida de miles de personas. Gracias al apoyo de Manos Unidas, conocemos su historia. 
Este hogar fue fundado en 1960 por el padre Telmo Ferraz. En la actualidad, es el padre Rafael Rodríguez el «cabeza» de esta gran familia que cuenta con niños y jóvenes desde los cuatro hasta los veintidós años. 
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El sacerdote Rodríguez junto a los jóvenes de GaiatoManos Unidas

El amor tiene que ser la última palabra

«Muchas personas se preguntan dónde está el éxito de esta pedagogía –cuenta el padre Rafael–, y yo siempre digo, medio bromeando, que es de inspiración divina. La clave está en confiar… y, si en algún momento fracasa, volver a confiar… Y, si se repite, confiar de nuevo. Sentimos que somos familia, y el medicamento para curar la desconfianza siempre es perdonar y mejorar. El amor tiene que ser la última palabra».
Como en toda familia, se procura formar a los muchachos para que sean autosuficientes cuando dejen el hogar. Estudian en la escuela que hay en el mismo centro, a la que asisten también niñas y niños de la zona. Algunos muchachos continúan con los estudios e incluso acceden a la universidad, y a otros se les da la posibilidad de formarse y tener una profesión. Todos trabajan y aprenden con tareas agropecuarias o en los talleres de carpintería y construcción; actividades todas ellas que generan ingresos que ayudan al mantenimiento del centro.
Manos Unidas acompaña a esta institución desde que hace años aprobó un proyecto agropecuario, y esta colaboración llega hasta nuestros días con el reciente apoyo a la construcción de nuevas aulas en la escuela. Los muchachos asumieron casi la totalidad de la mano de obra y la elaboración con un grado de implicación que fue esencial para el éxito del proyecto.
En el Gaiato sueñan con un gran proyecto que está ya más cerca y en el que la ONG católica: crear un Politécnico de Formación Profesional Medio. El primer paso es ofrecer un bachillerato dirigido a la formación profesional para lo cual Manos Unidas colabora desarrollando las líneas de trabajo y su puesta en marcha. Esta iniciativa sería un gran avance para contribuir al pleno desarrollo de unos jóvenes que provenían de entornos complejos y muy desfavorecidos, y que hoy están haciendo su propio camino con esfuerzo y decisión.
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Niños de GaiatoCovadonga Suárez - Manos Unidas

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