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19 de abril de 2024

Alejandro de la Peña

Alejandro de la Peña durante el curso de verano 'El tesoro enterrado: las raíces cristianas de Europa'

Curso 'El tesoro enterrado: las raíces cristianas de Europa'

«Si el cristianismo fuera solo para el ámbito privado seguiríamos con crucifixiones»

En su ponencia, el historiador Alejandro Rodríguez de la Peña ha expuesto el lado oscuro de la Antigüedad y la novedad del anuncio cristiano, que logró acabar con los sacrificios humanos o la esclavitud

En el siglo II, el emperador Trajano se retrató en una columna recibiendo las cabezas cortadas de sus enemigos como botín de guerra. En junio de 1972, Nick Ut fotografió a la joven Kim Phuc cuando huía de un bombardeo con napalm en Vietnam. La diferencia es que esta foto se recibió con un estremecimiento de culpa y vergüenza, por descubrir una realidad oculta, mientras que la Columna de Trajano se esculpió como propaganda para que todo el mundo la viera.
Entre ambos horrores –el que se exhibe y el que se esconde– media una revolución fundamental: el triunfo de la ética cristiana de la compasión. Así lo explicaba el catedrático de Historia Medieval en la Universidad CEU San Pablo Alejandro Rodríguez de la Peña durante el curso de verano El tesoro enterrado: las raíces cristianas de Europa, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) en Covadonga.

La idea de que el cristianismo basta en lo privado es falsa: si fuera así, seguiríamos con crucifixiones e infanticidiosAlejandro Rodríguez de la Peña

En su ponencia, titulada La compasión cristiana y los orígenes de la civilización europea, el historiador expuso el lado oscuro de la Antigüedad clásica y planteó cómo Jesucristo y los cristianos que siguieron su mensaje lograron acabar con prácticas como los sacrificios humanos o la esclavitud. Por eso, apuntó Rodríguez de la Peña, «toda la civilización depende de que los cristianos demos la batalla en la vida pública».

Inversión de los valores

«La idea de que el cristianismo basta en lo privado es falsa: si fuera así, seguiríamos con crucifixiones e infanticidios», insistió el catedrático. Para Rodríguez de la Peña, ahora estamos viviendo precisamente una nueva inversión de los valores, con fenómenos como el aborto masivo o la promoción de la eutanasia. «Volvemos a una concepción ética en la que el débil es prescindible», lamentó.

El cristianismo supuso «una mutación ética radical en el mundo antiguoAlejandro Rodríguez de la Peña

En la ponencia, el docente repasó los temas que ha estudiado en sus últimos dos libros, Compasión. Una historia (CEU Ediciones) e Imperios de crueldad (Encuentro). Su tesis: que el cristianismo supuso «una mutación ética radical en el mundo antiguo», y que dio origen a todos los valores que hoy llamamos humanistas, como el concepto de dignidad o la compasión con el diferente.
En el mundo clásico, destacó el medievalista, eran habituales las prácticas de crueldad: desde la cobertura legal para echar los recién nacidos no deseados a los perros hasta las ejecuciones y entierros en fosas comunes, como los 80 cadáveres desenterrados recientemente en el yacimiento de Falero, en Atenas. «Todos los héroes grecorromanos, como Aquiles, son violadores, saqueadores y esclavistas», añadió Rodríguez de la Peña.

Cristo pone en valor todo lo que la ética homérico–dionisíaca despreciabaAlejandro Rodríguez de la Peña

La revolución cristiana

Frente a esta concepción que despreciaba a los últimos, Jesucristo aporta dos aspectos radicalmente distintos a los maestros éticos que le precedieron, tanto en Grecia y Roma como en el resto del mundo. Por un lado -detalló Rodríguez de la Peña- cuando habla de amar al prójimo, incluye al enemigo, al extraño, al diferente. Además, en las Bienaventuranzas, Jesucristo reevalúa al débil, al anciano, al enfermo.
«Cristo pone en valor todo lo que la ética homérico–dionisíaca despreciaba», señaló el profesor, y apuntó también la dimensión sacrificial del mensaje cristiano: haz el bien a los demás aunque te perjudique gravemente. «La solidaridad moderna está muy bien, pero el cristianismo te pide más: el amor cristiano no es hacer el bien y ya está, sino –en su expresión máxima– irte a un leprosería en Calcuta, por ejemplo, arriesgando tu vida», explicó.

Raíces de Europa

Con todo, el ponente señaló que su intención no es negar lo positivo de la herencia clásica, sino combatir el «discurso oficial» según el cual el cristianismo es una isla de intolerancia en un largo proceso que empieza en la filosofía grecorromana. «Si eliminas el elemento socrático y cristiano de la Antigüedad clásica -abundó-, lo que queda es el nazismo».
Con todo, Rodríguez de la Peña puntualizó que «impugnar la Antigüedad clásica no es impugnar las raíces grecorromanas de Europa». Señaló que él se define como romano, por ser católico y español, y que «si hoy somos cristianos es porque primero fuimos romanos». Cuando se intenta deshelenizar el cristianismo, insistió, «el resultado es algo monstruoso».
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