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El sacerdote venezolano Eduardo Anguloclaragonzalezzz28

Entrevista

Eduardo Angulo, sacerdote venezolano: «Hay una fuerza demoníaca que ha arruinado el país y lo ha llevado a la división y el odio»

De paso por España, el sacerdote venezolano Eduardo Angulo, párroco de San Jacinto en Barquisimeto, explica en El Debate por qué su país solo podrá salir de su grave atolladero mediante un fuerte renacer espiritual

El padre Eduardo Angulo habla alto y claro: «Pedimos siempre la libertad de Nicaragua, Cuba, Venezuela y tantos otros países, pero la pregunta es: ¿realmente nos hemos acercado a Jesús y a María con el corazón contrito para poder pedir la liberación de nuestros países»?

–¿Cuál es la respuesta?

–No. Y la Palabra lo dice: «Amad a vuestros enemigos». Los nueve millones de venezolanos, los cubanos y nicaragüenses salieron obligados. No quisieron salir. Muchos de ellos tienen dolor, sufrimiento, odio, rabia y todo lo que uno se pueda imaginar: dejaron sus tierras y familiares, algunos de los cuales murieron durante su éxodo. ¿Podemos amar a aquellos que nos han obligado a salir del país? ¿Podemos elevar una oración de reconciliación, conversión y perdón?

–¿Se puede amar a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello?

–Si no queremos amar… ¿Cómo vas a amar a alguien que ha arruinado un país? ¿Cómo le voy a decir a una madre cuyo hijo ha sido asesinado por los guardias que tiene que amar a Maduro? Me daría una bofetada y me diría que no me han matado a nadie, mientras que «a mí me han matado a mi hijo, me han torturado, violado y abusado».

–Humanamente, se puede entender. ¿Cómo se aplicarían los principios cristianos por los que usted aboga a la situación real de Venezuela?

–Humanamente, no hay esperanza; humanamente, es luchar por luchar; humanamente es desear la libertad y también creer en los políticos que quieren liberar a Venezuela de las fuerzas humanas. No quiero creer en eso.

El papel de la santería

–¿Por qué no cree en los políticos?

–Porque si no está Dios de por medio, Venezuela no será liberada. Queremos liberar con fuerzas humanas y no podemos pelear con fuerzas humanas. María Corina Machado lo decía. Tenemos que rezar el Rosario, buscar a Dios: hay una fuerza sobrenatural demoníaca que ha arruinado un país, que lo ha llevado a la santería y a un montón de división y de odio.

–Habrá que combinar lo espiritual con lo humano.

–Si entra lo espiritual, lo humano se santifica y se perfecciona. Por eso hay que perdonar.

–Santo Tomás de Aquino decía que «la justicia sin misericordia es crueldad, pero que la misericordia sin justicia es el principio de toda disolución».

–Exacto. Ahora mismo, pregunte a los venezolanos exiliados qué desean.

–Justicia...

–Y que Maduro se muera. Pero el deseo de esa justicia está partiendo de un corazón maltratado y herido. Y los políticos están igual. Yo, como sacerdote, puedo aumentar, aupar, bendecir y aplaudir el «vamos a salir y vamos a luchar». Pero seguiría muriendo mucha gente, pasarán muchos años y no cambiarán los discursos. Venezuela tiene una lucha espiritual muy fuerte. Usted gana algo de dinero y pronto se acaba. Se ha perdido felicidad, esperanza y muchas más cosas.

–¿Cómo ha reaccionado la gente de a pie?

–Se ha refugiado en las iglesias. Ha comenzado a rezar y dice: «Padre, aquí no hay que creer en nadie. Hay que buscar a Dios, porque solo Él puede dirigir los destinos del país. Es gente que se ha tomado la tarea de comenzar un proceso de sanación y perdón de la Historia: hace más de 25 años que Venezuela está sumergida en todo esto. Para mucha gente sin estudio o sin recursos, la única esperanza es Dios. La gente con más formación y recursos sigue en el «luchar por luchar». Por eso, los más humildes van a las iglesias.

«Hay familias desnutridas»

Una realidad que el padre Angulo percibe en la parroquia de Barquisimeto, urbe de más de 1,2 millones de habitantes en la Región Centro Occidental de Venezuela. «San Jacinto es una parroquia conformada por dos comunidades, distanciadas por unos cinco kilómetros», explica. «Asisten a las tres misas del domingo entre 400 y 600 personas. A veces, más de 700. Es una parroquia de clase baja, muy baja: los que tenían algún beneficio económico han tenido que salir del país. Hay familias desnutridas, desde la mamá hasta los niños, cero empleo y prostitución infantil y de adolescentes: al no haber dinero, algunos se aprovechan de esta situación. Otros sobreviven vendiendo golosinas para traer algo a casa».

–¿Se debe exclusivamente esta situación a los desmanes del Gobierno?

–Todo, absolutamente todo, empezó hace 25 años.

–¿Hace la jerarquía católica venezolana todo lo que puede? ¿Podría hacer más?

–Los obispos han sido un testimonio de esperanza. Los arzobispos de Barquisimeto siempre han sido muy contundentes. Gracias a los obispos y sacerdotes, Venezuela se ha mantenido.

–¿Pueden ejercer de mediadores entre poder y oposición?

–Se ha intentado muchas veces. La Conferencia Episcopal siempre está abierta a la consecución del bien del pueblo. Lo que pasa es que ellos tienen otros intereses y quieren que la Iglesia ceda. Pero no puede ceder a intereses partidistas.

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