El arzobispo de Nampula, monseñor Inácio Saúre, signa a un confirmando
Parroquias con 400 confirmaciones: el sorprendente caso de Mozambique
El arzobispo de Nampula confirmó el sábado a los jóvenes, a quienes instó a «acabar con la magia y las separaciones. En Cristo, todos somos hermanos»
La parroquia de San Juan de Dios, en la archidiócesis de Nampula (Mozambique), acogió una celebración el pasado sábado en la que más de 400 fieles recibieron el sacramento de la Confirmación. La eucaristía fue presidida por el arzobispo de Nampula, monseñor Inácio Saúre, quien destacó la importancia de la madurez cristiana y el compromiso con la Iglesia tras la Confirmación, según recoge Vatican News.
En su homilía, el arzobispo Inácio llamó la atención de los fieles sobre la necesidad de prepararse seriamente antes de recibir los sacramentos, afirmando que «no se puede engañar a Dios». El prelado advirtió contra la hipocresía y las divisiones basadas en la tribu o el origen, enfatizando que el Espíritu Santo debe unir a los cristianos en un solo lenguaje: el del amor. «Debemos acabar con la magia y las separaciones. En Cristo, todos somos hermanos», dijo el arzobispo.
La parroquia de San Juan de Dios, abarrotada de fieles el pasado sábado
Con un tono pastoral y cercano, el arzobispo Inácio invitó a los confirmandos a vivir como «el perfume de Cristo» en la sociedad, siendo testigos de la fe en sus familias, escuelas y lugares de trabajo. El prelado también advirtió sobre el peligro de que muchos cristianos abandonen la Iglesia tras recibir la Confirmación, recordándoles que «la Confirmación no es un certificado de salida de la Iglesia, sino un llamado a la misión».
«Quiero ser catequista para enseñar la fe y ayudar a otros a conocer a Dios», dijo Marília Júlio Napiri, una de las jóvenes confirmadas. Otro participante, Roberto Deomede, comentó que la Confirmación fue «un momento de renovación y crecimiento en la fe».
La celebración, animada por cantos y momentos de oración, reforzó el espíritu de unidad entre las comunidades parroquiales y concluyó con el envío misionero de los recién confirmados, quienes prometieron vivir y difundir el amor de Cristo en todos los ambientes.