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24 de abril de 2024

Gilfredo Marengo junto al arzobispo de Valencia, Enrique Benavent

Gilfredo Marengo junto al arzobispo de Valencia, Enrique BenaventUCV

El teólogo Gilfredo Marengo insiste en el «matrimonio como fuerza transformadora del amor humano»

En su conferencia en Valencia, titulada «El sacramento del matrimonio como fuerza transformadora del amor humano», el sacerdote teólogo y escritor Gilfredo Marengo, ha apuntado al «amor incondicional de Jesucristo» como fundamento del amor entre el hombre y la mujer

La sección valenciana del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II ha conmemorado a su patrona, la Virgen de Fátima, con un acto académico que ha contado con Gilfredo Marengo. En su conferencia, titulada El sacramento del matrimonio como fuerza transformadora del amor humano, el sacerdote, teólogo y escritor italiano ha apuntado al «amor incondicional de Jesucristo» como el fundamento del amor entre el hombre y la mujer: «Ellos reciben –como gracia– la posibilidad de amar al amado desde el mismo amor de Cristo. Lo cual sucede, únicamente, por la misericordiosa voluntad de Jesús que instituyó, en la libre entrega de los esposos, el lugar en el cual participar del amor de Cristo por Su Esposa y vivir en el tiempo según el modo ‘para siempre’, que tiene el sabor de lo eterno».

Amoris Laetitia

Por esta razón, el ponente, que es vicepresidente del Instituto en Roma desde 2019, ha señalado como «crucial» asumir plenamente la elección de Amoris Laetitia de construir su principal capítulo sobre el himno a la Caridad de la primera Carta a los Corintios, «manifiesto fundacional del amor evangélico». «Si durante mucho tiempo la teología cristiana del amor se desarrolló conforme a directrices sustancialmente ajenas al matrimonio y la familia, no debe olvidarse que, en época más reciente, la voluntad de potenciar el amor conyugal y su inseparable dimensión erótica ha tenido que enfrentarse con el crédito otorgado a la oposición entre el eros y el ágape», ha afirmado. Esta clave interpretativa es, en su opinión, «artificial y ambigua»; de hecho «va en la dirección de expulsar la dimensión de lo erótico del perímetro de la experiencia cristiana, como si ella, por sí misma, fuera impermeable a la acción redentora de Cristo».
Superar este «estrecho horizonte» requiere, en opinión de Marengo, «liberar al agape de la comparación con el eros que ha favorecido una interpretación parcial y engañosa». De este modo se sitúa la comprensión «del nuevo nombre que la redención cristiana asigna al amor, únicamente, en el espacio de la intencionalidad del sujeto: si eros expresa la urgencia del deseo y el anhelo de una posesión, la alternativa se reduciría a invertir la perspectiva reclamando de la voluntad la capacidad de una absoluta y gratuita donación de sí mismo al otro».

Los hijos

En este cambio «radical» de perspectiva, el teólogo italiano ha incluido la apertura a los hijos, pues confirma a los cónyuges el «para siempre» de un amor más fuerte que la muerte. «El hijo, fruto del intercambio amoroso de los cónyuges, contemporáneamente les pertenece y se presenta en su insuperable alteridad de ser ‘un tercero’». El hijo, por tanto, «da testimonio a sus padres de la finalidad de ese acto de decisión con el cual se han entregado recíprocamente en su voluntad de amarse para siempre».
El acto académico ha estado presidido por el arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, acompañado del rector de la Universidad Católica de Valencia, José Manuel Pagán, en el salón de actos de la Sede Santa Úrsula.
Marengo estuvo entre los primeros alumnos y doctorados del Instituto Juan Pablo II de Roma, con una tesis dirigida por Angelo Scola. Pronto fue llamado como profesor por el entonces rector Carlo Caffarra, sucediendo al propio Scola en 2001. Se ha ocupado, entre otras materias, de las catequesis sobre el amor humano de Juan Pablo II y de la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI.
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