La sordera está

La pérdida auditiva está asociada a un mayor riesgo de insuficiencia cardíacaIlustración elaborada con IA

Asocian la pérdida auditiva con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca

Los audífonos mejoran la audición pero no necesariamente corrigen los problemas vasculares subyacentes

La pérdida auditiva es cada vez más frecuente, especialmente con el envejecimiento de la población. Al mismo tiempo, la insuficiencia cardíaca también va en aumento, afectando a unos 64 millones de personas en todo el mundo. Observando estos datos, los investigadores quisieron analizar si había alguna correlación entre ambos factores.

Un amplio estudio, publicado por la revista Heart, ha conseguido vincular la pérdida de audición a un mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca y el malestar psicológico asociado a esta discapacidad parece desempeñar un papel fundamental en esta relación.

Si bien se sabía que la pérdida de audición se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, probablemente debido al aislamiento social que puede generar, hasta ahora ningún estudio había analizado a fondo la relación entre la audición medida de forma objetiva y el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca.

Durante un seguimiento promedio de 11,5 años, de entre 164.431 personas, 4.449 (alrededor del 3 %) desarrollaron insuficiencia cardíaca. En quienes no usaban audífonos, los niveles de SRT se asociaron significativamente con el riesgo de padecer esta enfermedad.

Comparados con los individuos con audición normal, quienes tenían una audición insuficiente o deficiente presentaron un riesgo aumentado del 15 % y 28 %, respectivamente. En quienes usaban audífonos, el riesgo fue un 26 % mayor.

Antecedentes

Esta relación fue aún más fuerte en personas que no tenían antecedentes de enfermedad coronaria ni accidentes cerebrovasculares al inicio del estudio. Además, entre quienes no usaban audífonos, los niveles de SRT también se asociaron con mayor aislamiento social, malestar psicológico y neuroticismo. Estos factores explicaron, respectivamente, el 3 %, 17 % y 3 % del mayor riesgo observado.

Al combinar estos factores en un modelo conjunto, se halló que el efecto mediador total era de poco más del 9 %, menor que la suma de sus efectos individuales (19,5 %), lo que indica que estos factores interactúan entre sí.

Aunque se trata de un estudio observacional y no puede establecer causalidad directa, los autores plantean una posible explicación biológica: la cóclea, con su alta densidad de capilares y gran demanda metabólica, podría ser especialmente vulnerable a problemas vasculares sistémicos, no solo locales.

Tanto quienes usaban audífonos como quienes presentaban mala audición tenían un riesgo similar de desarrollar insuficiencia cardíaca

Esto sugiere que la pérdida auditiva podría reflejar el estado general de salud vascular y actuar como un indicador temprano de enfermedades cardiovasculares, incluida la insuficiencia cardíaca.

Un dato relevante es que tanto quienes usaban audífonos como quienes presentaban mala audición tenían un riesgo similar de desarrollar insuficiencia cardíaca. Esto indica que, si bien los audífonos pueden mejorar la audición, no necesariamente corrigen los problemas vasculares subyacentes.

Los autores concluyen que las dificultades auditivas pueden llevar a una menor participación social, mayores niveles de ansiedad, depresión y estrés psicológico. Estos factores, a su vez, pueden activar mecanismos fisiológicos como el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal y el sistema nervioso simpático, promoviendo inflamación, estrés oxidativo y aterosclerosis, lo que acelera el deterioro del corazón.

Por todo ello, los hallazgos subrayan la importancia de incluir evaluaciones auditivas dentro de los protocolos para valorar el riesgo cardiovascular. También apuntan a que el apoyo psicológico podría desempeñar un papel clave en la reducción del riesgo de insuficiencia cardíaca en personas con pérdida de audición.

Así se hizo el estudio

Los investigadores evaluaron datos de 164.431 personas del Biobanco del Reino Unido, de las cuales 4.369 usaban audífonos y ninguna tenía insuficiencia cardíaca al inicio del estudio. La edad media de los participantes era de 56 años, y un 55 % eran mujeres.

La audición se midió mediante la Prueba de Tresillos Digitales (DTT) y el Umbral de Recepción del Habla (SRT). Entre los 160.062 participantes que no usaban audífonos, se clasificó su audición en tres niveles: normal (88 %), insuficiente (10,5 %) y deficiente (1,5 %).

Además, se recopiló información detallada sobre salud, estilo de vida y factores psicosociales mediante cuestionarios. El aislamiento social se evaluó con una escala basada en el número de personas en el hogar, la frecuencia de visitas sociales y la participación en actividades recreativas. Una puntuación de 2 o 3 indicaba aislamiento social.

El malestar psicológico se midió con una versión abreviada del Cuestionario de Salud del Paciente (PHQ-4), mientras que el neuroticismo, un rasgo asociado a la depresión, se evaluó con el Cuestionario de Personalidad de Eysenck.
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