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Fisioterapia pediátrica: la solución a las deformidades craneales de uno de cada cinco bebés
El uso frecuente de hamacas, tumbonas o sillitas, unido al déficit de movimiento libre, está detrás de la mayor prevalencia de la plagiocefalia
En torno a un veinte por ciento de los lactantes sanos desarrolla algún grado de plagiocefalia posicional, un aplanamiento asimétrico del cráneo que se ha convertido en motivo de consulta cada vez más frecuente en las unidades de fisioterapia pediátrica.
A esta patología se suman otras igualmente habituales en los primeros meses de vida, como la tortícolis congénita, los retrasos en el desarrollo motor, las bronquiolitis o los cólicos digestivos. «La gran mayoría de los pacientes que atendemos son derivados por deformidades craneales, problemas respiratorios o inmadureces digestivas, aunque también llegan niños con desarrollos motrices lentos», explica Sabrina Méndez, fisioterapeuta del servicio de Fisioterapia Pediátrica de Grupo Policlínica.
Patologías respiratorias
La especialista advierte que en época de vuelta al colegio y guardería las patologías respiratorias aumentan de forma exponencial. La combinación de factores ambientales y el contacto estrecho entre niños en espacios cerrados, como las aulas, dispara la incidencia de bronquiolitis y bronquitis. En paralelo, el uso frecuente de hamacas, tumbonas o sillitas, unido al déficit de movimiento libre, está detrás de la mayor prevalencia de plagiocefalia que se observa en los últimos años.
El trabajo terapéutico se adapta a cada etapa. En los bebés, las sesiones se realizan con técnicas suaves y con la ayuda de juguetes con luces y sonidos que facilitan la estimulación y hacen que la experiencia sea agradable tanto para el pequeño como para la familia. En los niños más mayores, la fisioterapia se apoya en ejercicios basados en el juego, porque la continuidad del tratamiento y el feedback positivo son imprescindibles para alcanzar resultados. «Nuestro objetivo es que cada sesión sea eficaz, pero también que los niños se impliquen de forma natural, jugando», añade María Colomar, fisioterapeuta del mismo servicio.
La gran mayoría de los pacientes que atendemos son derivados por deformidades cranealesFisioterapeuta del servicio de Fisioterapia Pediátrica de Grupo Policlínica
Las sesiones tienen una duración media de treinta minutos, aunque pueden prolongarse hasta una hora si el caso lo requiere. La asistencia llega por dos vías: pacientes privados o familias derivadas por su pediatra a través de la aseguradora. La clave, insisten, está en comenzar pronto. «La prevención es uno de los pilares de nuestro trabajo. Las valoraciones periódicas nos permiten detectar posibles alteraciones y actuar antes de que se conviertan en problemas mayores. También enseñamos a las familias pautas y ejercicios para reducir el riesgo de bronquiolitis o bronquitis, que aparecen de forma recurrente durante el año», señala Méndez.
Fisioterapeutas pediátricas
El papel de los padres resulta esencial, no solo para acompañar las sesiones, sino para identificar señales de alarma. Las fisioterapeutas pediátricas recomiendan observar de cerca la evolución del bebé: asimetrías en el cráneo, limitación en los movimientos del cuello, retraso en hitos motores, problemas digestivos recurrentes o dificultades respiratorias persistentes son motivos suficientes para acudir a la consulta. «Ante cualquier sospecha lo primero es visitar al pediatra de confianza y, según la alteración, acudir después a un fisioterapeuta pediátrico», recuerda Colomar.
Ante cualquier sospecha lo primero es visitar al pediatra de confianzaFisioterapeuta del servicio de Fisioterapia Pediátrica de Grupo Policlínica
La experiencia clínica se ve respaldada por la literatura científica: estudios en revistas españolas confirman que la fisioterapia manual, los ejercicios específicos y las recomendaciones posturales mejoran de manera notable la plagiocefalia posicional y la tortícolis congénita cuando se actúa de forma precoz. Con estas evidencias en la mano, las especialistas insisten en un mensaje claro: «Una intervención temprana en fisioterapia pediátrica no solo corrige alteraciones, sino que puede prevenir patologías futuras, mejorar el bienestar del niño y disminuir la carga para las familias», concluyen Méndez y Colomar.