La cirugía bariátrica-metabólica puede remitir hasta en un 75 % los casos de diabetes

La cirugía bariátrica-metabólica puede remitir hasta en un 75 % los casos de diabetesGTRES

La cirugía con la que se puede remitir hasta en un 75 por ciento los casos de diabetes

La cirugía bariátrica-metabólica, fundamental para lograr una pérdida de peso mantenida

según la Federación Internacional de Diabetes (FID), 537 millones de adultos en el mundo viven actualmente con diabetes. En España, la prevalencia de la enfermedad entre la población adulta se sitúa en el 14,8 por ciento. «La obesidad y la diabetes tipo II están íntimamente ligadas y la disminución de peso en estos pacientes resulta un pilar importantísimo del tratamiento y un objetivo a cumplir», explica el doctor Federico del Castillo, responsable de cirugía bariátrica de la Unidad de Digestivo y Cirugía General del Hospital Universitario Vithas Madrid La Milagrosa - CMED.
En ese sentido, destaca que «más del 80 por ciento de los diabéticos tipo II tienen obesidad, circunstancia que empeora el pronóstico de la diabetes y la calidad de vida porque suele acompañarse de otras alteraciones, como hipertensión, aumento del colesterol, triglicéridos, etcétera».
La alimentación y el ejercicio físico constituyen los pilares básicos del tratamiento de estos pacientes: «Ni los fármacos hipoglucemiantes ni la insulina son de gran ayuda si la persona no combate primero su exceso de peso. Cuando el paciente diabético descuida estas medidas y alcanza un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, existen otros tratamientos que pueden resultar eficaces, como es la cirugía bariátrica-metabólica», añade el especialista.

Tratamiento eficaz a largo plazo

Tal y como explica el Dr. Del Castillo, la cirugía bariátrica-metabólica, combinada con la modificación del estilo de vida, es el único tratamiento eficaz para lograr una pérdida de peso mantenida en el tiempo en pacientes con obesidad mórbida, «consiguiendo una remisión de la diabetes en más del 75 % de los casos». Entre los procedimientos quirúrgicos más relevantes, destacan la gastrectomía tubular o vertical y el by-pass gástrico.
La primera técnica consiste en «seccionar verticalmente el 80 % del estómago, quedando útil únicamente un 20 % del mismo y conservando el píloro», asegura el Dr. Del Castillo, quien añade que ese porcentaje es suficiente para que el paciente pueda realizar las funciones normales de digestión y almacenamiento de alimentos. La persona sometida a esta intervención va a ingerir una menor cantidad de alimento debido a que su nuevo estómago es más pequeño, además de que su apetito es menor, ya que la hormona encargada de generar hambre se encuentra disminuida.
El by-pass gástrico, por su parte, es el procedimiento bariátrico más frecuentemente utilizado. «Esta cirugía puede provocar una pérdida de dos tercios del peso adicional en dos años», indica el Dr. Del Castillo. Se trata de dividir el estómago con grapas para crear una pequeña bolsa que dé cabida a menos cantidad de alimento y, después, conectarla con una parte del intestino delgado. «De esta manera, la comida pasa directamente del nuevo estómago más pequeño hacia una parte más alejada del intestino a través de este by-pass o atajo, sin pasar por el resto del estómago, el duodeno y la primera parte del yeyuno».

Beneficios de la cirugía

Tal y como explican desde la Unidad de Digestivo y Cirugía General del Hospital Universitario Vithas Madrid La Milagrosa - CMED, una operación bariátrica ideal para el tratamiento del síndrome metabólico es aquella que permita que el paciente pierda al menos el 70 por ciento del exceso de peso; mantenga la pérdida de peso más allá de cinco años; consiga una mejoría notable o una remisión de las comorbilidades, es decir, un 50 por ciento de remisión en hipertensión y más del 75 por ciento en diabetes tipo II, apneas del sueño y alteraciones de los lípidos.
Además, un buen tratamiento bariátrico mejora la calidad de vida tanto física como psicológica del paciente; tiene escasos o nulos efectos secundarios, como pueden ser náuseas, vómitos, diarreas o anemia; entre otros; tiene un bajo riesgo para el paciente, es decir, menos del 0,5 por ciento de mortalidad y menos del 5 por ciento de complicaciones menores; y, por último, no precisa de una segunda operación al paciente en más del 99 por ciento de los casos.
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