Una mujer pasea por las instalaciones del hospital provisional de Ifema al comienzo de la pandemia, en abril de 2020

Una mujer pasea por las instalaciones del hospital provisional de Ifema al comienzo de la pandemia, en abril de 2020GTRES

Enfermedades

Covid, ébola, hepatitis infantil, viruela del mono... ¿es el siglo XXI el de las grandes epidemias modernas?

¿Será el actual siglo el de las grandes epidemias, al estilo de las que asolaron a la población en la Edad Media? ¿Se está produciendo una revolución vírica? ¿Por qué cada vez hay más patógenos que saltan de los animales al humano y causan un terremoto social, económico y médico? Repasando la historia reciente de nuestra actual centuria, encontramos varios elementos comunes para el análisis.
La epidemia de ébola producida entre los años 2014 y 2016 fue el mayor brote epidémico de este virus que, originado en 2013 en Guinea, se acabó extendiendo consecutivamente a Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal y finalmente a Estados Unidos, España y Reino Unido.
Según la OMS, los huéspedes naturales del ebolavirus son los murciélagos. El virus del Ébola –llamado así por la cercanía de un río de idéntico nombre en una de los poblados donde se originó– se introduce en la población humana por contacto estrecho con órganos, sangre y u otros líquidos corporales de animales infectados.
En España falleció el misionero Manuel García Viejo, que se infectó en Sierra Leona y fue repatriado, aunque no se pudo hacer nada por su vida. Pero el caso mediático fue el de la enfermera Teresa Romero. Sanidad, en aquel momento, tuvo que cambiar el protocolo de actuación para adaptarse a la crisis. El 2 de diciembre de 2014, la Organización Mundial de la Salud declaraba a nuestro país libre de ébola. En aquel entonces empezaba a despuntar el nombre de Fernando Simón, que actuó de portavoz del comité interministerial.

Ébola, covid, hepatitis, viruela del mono...¿a qué se debe esta revolución vírica?

El virus chino de Wuhan acabó llegando a nuestro continente en febrero de 2020, y aunque todavía ha sido imposible establecer su origen, 'gracias' a él muchos supimos que era un pangolín, aunque las miradas no tardaron en dirigirse a los murciélagos. El resto es historia, y además, inacabada. Millones de contagios y muertos por todo el mundo y un confinamiento estricto que muchos no habían visto en su vida para una crisis, la del coronavirus, que aún no ha terminado.
El 15 de abril de 2022, la OMS publicó una alerta sobre varios casos de hepatitis infantil en el Reino Unido, algo que no tardó en aparecer en España. The Lancet publicó un artículo donde vinculaba esta afección al coronavirus, ya que un alto porcentaje de los menores que la contrajeron habían pasado la COVID-19 recientemente.

Al menos un 75 % de los patógenos causantes de enfermedades infecciosas en humanos tienen origen animal

Ahora, hemos tenido noticias de la viruela del mono, una enfermedad zoonótica en la que España encabeza el ranking de casos. De momento no se ha podido establecer ninguna relación con el coronavirus, como sí ha pasado con la hepatitis.

Desafíos del siglo XXI

El manifiesto Desafíos del siglo XXI en prevención, bienestar y salud animal incidía en que al menos un 75 % de los agentes patógenos causantes de nuevas enfermedades infecciosas, que afectan a humanos, tienen un origen animal, como sucedió con el coronavirus.
Así, cada año aparecen en el mundo cinco nuevas patologías humanas, y tres de ellas son de procedencia animal.
Según la Organización Mundial de la Salud, se han descrito más de 250 enfermedades zoonóticas, pero se estima que hay medio millón más por diagnosticar.
A nivel global, se calcula que, cada año, las zoonosis endémicas son responsables de más de mil millones de casos de enfermedad en personas de todo el mundo y millones de muertes.
El director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza, Juan José Badiola, explicaba, en referencia a este boom en 2022, lo siguiente: «Estos animales, causantes de este tipo de enfermedades, viven en espacios selváticos, y la realidad es que la selva está siendo cada vez más agredida, por lo que se reduce su espacio de vida y aumenta la posibilidad de contacto con otras especies como la humana. Si a eso le añadimos el impacto climático, ya está la tormenta perfecta. Todo está relacionado».

¿Revolución vírica?

Lo cierto es que esta situación ha sumido en el desconcierto a los epidemiólogos, en esta especie de revolución vírica con patógenos descontrolados y campando a sus anchas de manera simultánea.
Los expertos sanitarios asisten a una especie de revolución vírica donde el impacto del monkeypox trastoca todos los planes de simulacro de vigilancia. De hecho es una viruela, pero del leopardo, la escogida por el G7 para preparar la próxima crisis sanitaria mundial.
La viruela era una enfermedad erradicada, pero en los últimos días se ha apuntado a que, tras encadenarse un par de generaciones sin vacunación, habría podido mutar en la ahora conocida como enfermedad del mono. No obstante, son de la misma familia, lo que deja como punto positivo en que aquel grupo de población ya vacunado mantendría su inmunidad.
Sin embargo, la mayoría de las generaciones más jóvenes no están vacunadas contra la viruela, que se consideró erradicada a nivel global hace ya cuatro décadas, por lo que se detuvieron sus campañas de inmunización.

La viruela del mono, brote inusual

El actual brote de viruela del mono, con al menos 92 casos en 12 países no endémicos, es el primero que se produce en varios lugares al mismo tiempo y en que los contagiados no están vinculados con viajes a África, reconocieron expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

«Se han dado casos en los últimos cinco años en personas que procedían de África, pero es la primera vez que los registramos en distintos países a la vez», señaló la experta en viruela de la OMS, Rosamund Lewis, en una sesión de preguntas y respuestas sobre la enfermedad, emitida en redes sociales.

«Estamos trabajando de cerca con diversos países para analizar por qué este virus está viajando ahora con mayor frecuencia», subrayó Lewis, quien también consideró anómalo el alto número de casos registrados en áreas urbanas para una enfermedad que habitualmente se da en entornos rurales.
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