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19 de abril de 2024

Vacunación contra la COVID-19 en Alemania

Vacunación contra la COVID-19 en AlemaniaAFP/Christof Stache

Enfermedades

Día Mundial contra el Sida: ¿por qué hay vacuna contra el coronavirus y no contra el VIH?

En 1984, la secretaria de Salud de EE.UU. aseguró que un combinado inmunizador estaría disponible en un periodo de dos años. 37 años después, el virus de la inmunodeficiencia humana sigue sin una fórmula química que evite su contracción

El pasado 5 de junio se cumplieron 40 años desde que los primeros casos de VIH fueron descubiertos por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. Un virus que no sería identificado hasta transcurridos dos años desde ese momento, y del que la secretaria de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Margaret Heckler, anticipó en 1984 que una vacuna estaría disponible en un periodo de otros dos años.
37 años después, sin embargo, sigue sin haber inmunización contra el VIH, un hecho que contrasta con la pandemia de COVID-19, una enfermedad de la que en tiempo récord se han desarrollado diversas vacunas que, aunque no son todavía esterilizantes, sí han conseguido reducir sustancialmente las probabilidades de contraer la infección o de pasarla, al menos, de una manera asintomática. Pero, ¿a qué se debe esta diferencia?
La principal razón de que todavía no se haya descubierto una fórmula contra el VIH es la elevada variabilidad genética del virus. Cada nueva copia de ARN retroviral del virus de la inmunodeficiencia humana tiene un nucleótido distinto de la copia progenitora, un hecho que contrasta con las polimerasas de los virus de la polio, la gripe o los coronavirus, que tienen mucha mayor fidelidad de copia. En estos casos, esto da pie a una estabilidad antigénica que facilita una respuesta inmunitaria efectiva, así como la posibilidad de que puedan desarrollarse vacunas eficaces contra ellas.
Para el VIH, hasta la fecha se han realizado cinco ensayos de eficacia de vacuna de fase 3 a gran escala, de los cuales tres han fracasado al no haber logrado la protección contra la adquisición de la infección ni tampoco la disminución de cargas virales. Para que una vacuna sea eficaz contra el VIH, es probable que deba proporcionar una barrera esterilizante absoluta y no solo limitar la replicación viral, ya que este virus ha desarrollado una gran capacidad de generar y tolerar muchas mutaciones en su información genética.
Además, el VIH también ha desarrollado una gran capacidad de protección del reconocimiento de anticuerpos, algo que por el contrario no ocurre con el coronavirus SARS-CoV-2.
En la actualidad, el SIDA solo permite su tratamiento mediante medicamentos antirretrovirales, que suprimen la replicación viral, pero no la erradican.
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