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25 de abril de 2024

Restos de kungas en el complejo funerario de Umm el-Marra (Siria)

Restos de 'kungas' en el complejo funerario de Umm el-Marra (Siria)Glenn Schwartz/Johns Hopkins University

Paleontología

Antes de los caballos, la guerra se hacía a lomos de 'kungas': 'súper asnos' fruto de la bioingeniería

Una investigación revela la naturaleza de los 'kungas', los animales empleados en Mesopotamia en el siglo IV a.C. y 500 años antes de la llegada de los caballos domésticos a la región

No tenían caballos, así que tiraron de asnos. La civilización mesopotámica, que floreció en el siglo IV a.C. entre los ríos Tigris y Éufrates (actual Irak), empleaba híbridos de estos animales para hacer la guerra 500 años antes de que sus ‘primos’ équidos arribaran a la región. Fueron, de hecho los primeros seres mixtos creados por el ser humano de los que se tiene constancia.
Es el descubrimiento de un grupo de investigadores franceses tras constatar con pruebas de ADN antiguo la naturaleza de unos esqueletos enterrados en el complejo funerario principesco de Umm-el Marra, al norte de Siria, con una antigüedad de 4.500 años. Los animales, representados y mencionados en iconografía y textos de aquella misma época, eran referidos como ‘kungas’, pero su verdadera identidad no había sido hasta ahora descubierta: pese a que algunos creían que eran simples asnos salvajes, en realidad se trataba de un cruce de estos con ejemplares domésticos. El resultado era un asno, ya extinto, más rápido y fuerte que los que existen hoy en día. 
Panel de Nínive, en el que se muestra la captura de un asno salvaje

Panel de Nínive, en el que se muestra la captura de un asno salvajeEva-Maria Geigl/IJM/CNRS-Université de Paris

Para llegar a esa conclusión, el genoma de los ‘kungas’ fue comparado con el de otros équidos, como caballos y asnos de ambos tipos. Uno de ellos fue un ejemplar de 11.000 años procedente del templo más antiguo que se conoce, Göbekli Tepe (sureste de la actual Turquía). Por su parte, también se analizaron restos de asnos salvajes sirios (hemiones) desaparecidos a principios del siglo XX. Según los análisis, los équidos de Umm el-Marra son híbridos de primera generación resultantes del cruce de un asno doméstico y un macho hemiónico.
Para crear los animales, los sumerios cruzaban hembras domésticas con hemiones previamente capturados, ya que los 'kungas' eran estériles. De esta manera, combinaban cualidades de los dos progenitores para producir crías más fuertes y rápidas que los asnos, pero más controlables que los hemiones. Siglo más tarde, fueron finalmente reemplazados con razón de la llegada del caballo doméstico, más fácil de reproducir, tras ser importado a la región desde la estepa póntica. «Realmente hicieron bioingeniería con estos animales», explicó Eva-Maria Geigl, coautora del estudio y genómica del Instituto Jacques Monod de París a Live Science, la revista en la que se ha publicado el estudio.
Según ha podido saberse a través de documentos, los 'kungas' eran animales muy cotizados en su época (llegaban a costar seis veces el valor de los burros) y se empleaban en las dotes reales y para tirar de los vehículos de la élite y remolcar carros de guerra. Los de menor tamaño, por su parte, se utilizaban para fines agrícolas.

Y en la Edad Media... ponis

El hallazgo de los 'kungas' no es el único relacionado con animales de guerra que ha tenido lugar en los últimos días. La semana pasada, otro equipo de arqueólogos derribó otro mito: los caballos de combate de la Edad Media no eran enormes e imponentes como a menudo se representan, sino que apenas llegaban al metro y medio de altura. Es decir, eran ponis.

Al igual que sus colegas franceses, los británicos analizaron restos del mayor conjunto de datos de huesos de caballos ingleses correspondientes al período comprendido entre el 300 y el 1650 d.C., y en 171 sitios arqueológicos separados.

Tras conocer los resultados, los investigadores concluyeron que los équidos a menudo tenían menos de 1,44 metros de altura. La talla, no obstante, no lo era todo, ya que los registros históricos indican que se gastaron grandes sumas en desarrollar y mantener redes para la cría, entrenamiento y mantenimiento de los caballos utilizados en combate. 

En este sentido, la investigación establece que los animales, que rara vez superaban los 1,52 cm de altura, no siempre fueron criados por su tamaño, sino para el éxito en una amplia gama de funciones diferentes, incluidos torneos y campañas de incursiones a larga distancia. 
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