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23 de abril de 2024

El navegante francés Laurent Camprubi (d), acompañado por el Jefe de Salvamento Marítimo Finisterre, Manuel Capeáns (i), posan delante del velero volcado y amarrado en el pantalán del puerto marítimo de Oza, en La Coruña, este miércoles

Laurent Camprubi (d), acompañado por el Jefe de Salvamento Marítimo Finisterre, Manuel Capeáns (i), posan delante del velero volcado y amarrado, este miércolesEFE/Moncho Fuentes

Milagro marítimo

Un navegante aguanta 16 horas volcado en su velero con solo 30 centímetros de aire

Laurent Camprubi, de 62 años, permanecía en paradero desconocido desde que su embarcación naufragase el lunes cerca de las islas Sisargas (Galicia)

Laurent Camprubi, un navegante francés, aguantó dieciséis horas en su velero volcado con apenas «treinta o cuarenta centímetros de aire» hasta que el equipo de Salvamento Marítimo logró su rescate, en una actuación casi milagrosa y en la que el afectado solo pensaba en «sobrevivir».
Los hechos se remontan al pasado lunes, cuando a eso de las 20 horas el barco Jeanne Solo Sailor volcó a 14 millas al noroeste de las islas Sisargas, en Malpica (La Coruña). Desde entonces, el paradero de Camprubi, de 62 años y único tripulante a bordo, se desconocía. «El accidente sucedió en quince segundos, en quince segundos estaba navegando y de repente, así», explica en una entrevista con Efe mientras hace un gesto que apunta al vuelco de la embarcación.
Inmediatamente, Camprubi, con gran pericia y experiencia en asuntos de navegación, activó la baliza de emergencia y antes de la noche escuchó por primera vez al helicóptero de Salvamento Marítimo. «Yo pensé: 'Saben que estoy aquí y me van a salvar'. El problema es que no conseguí salir del barco, que estaba lleno de agua, y solo tenía treinta o cuarenta centímetros de aire», resume.
Fueron horas de máxima angustia por ambas partes, con la coordinación de Salvamento Marítimo y con una vida en juego. «La segunda vez (que pasó el helicóptero) volví a intentarlo, pero no lo conseguí. La tercera vez, también. Entonces me di cuenta de que tenía que sobrevivir por la noche ahí dentro, pero había mucho oleaje y muy poco espacio para sobrevivir, pero tenía que sobrevivir para mi familia. Y sabía que tenía a unos hombres fantásticos –en referencia al personal de Salvamento– que iban a hacer un trabajo increíble», continúa.
Al principio, las condiciones del mar no permitían el acceso a los buceadores, pero no cesaron los intentos hasta el mediodía del martes, 16 horas después, cuando finalmente lograron el acceso al barco desde abajo y encontraron, todavía con vida, a su único tripulante. «Y, por la mañana, cuando salimos nos abrazamos como una familia. Mi rescatador estaba tan contento como yo. No se puede agradecer lo suficiente el trabajo que hacen de salvar vidas», agrega.
Fue «un momento muy especial». Su rescatador le dijo: «Tenía miedo de que no sobrevivieras», a lo que él respondió: «Y yo, de que no vinieras a por mí». Ambos se echaron a reír. A pesar de lo tenso de la situación, Laurent Camprubi asegura que no pasó miedo durante aquella noche, en la que la hipotermia comportaba también un enorme riesgo.

Actitud positiva

«Siempre tuve esperanza. Soy muy positivo y siempre mantuve la calma. La situación era difícil porque estaba agarrado, agachado, con mitad del cuerpo fuera del agua para no tener mucho frío. Tenía que resistir. Mi miedo era pensar que no me iban a venir a buscar. Cuando vinieron por la mañana, sabía que lo iban a conseguir. Hicieron un trabajo fantástico, simplemente fantástico», subraya.
Durante la jornada de este miércoles, ya con el barco –que sigue volcado– amarrado en el muelle de Oza, en La Coruña, Camprubi pudo agradecer en persona el trabajo al jefe de Salvamento Marítimo de Finisterre, Manuel Capeáns, en el propio puerto, y al equipo del Helimer 402, en un emotivo encuentro en Alvedro.
Con el recuerdo del accidente todavía muy vivo, el navegante aclara que seguirá en el lado del mar, aunque continuará con más precaución que hasta ahora. «Claro que sí, pero voy a cambiar mis rutas, voy a proteger a mi familia. No voy a seguir con las travesías atlánticas, voy a mantener más la calma», concluye.

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