Confiscados
Hace sólo unas semanas el ministerio del Interior organizaba una subasta de coches y vehículos incautados a narcotraficantes en Madrid. Se trata de un procedimiento relativamente habitual mediante el cual la Administración da salida a todo tipo de vehículos que acaban en sus manos por una u otra vía y no le sirven para nada.
Vehículos que en ocasiones están en perfecto orden de uso y que sería una verdadera pena mandar al desguace por orden judicial. Hace años este tipo de ventas se realizaba por lotes, aunque finalmente se ha optado por estas subastas públicas por unidades, lo que facilita el acceso a los particulares.
En este caso hace ya años que las fuerzas de seguridad pueden quedarse con los vehículos incautados en acciones contra la delincuencia que les puedan venir bien para el desarrollo de sus operativos, siempre tras la necesaria autorización judicial.
De esta forma las fuerzas de seguridad tienen acceso a vehículos potentes, todoterrenos o motocicletas de gran cilindrada, un tipo de vehículos que muchas veces no son accesibles para ellos pero que son imprescindibles en determinados operativos.
Normalmente la Policía inmoviliza un vehículo por varias causas, que pueden ser desde que haya cometido alguna infracción que ponga en riesgo al resto de usuarios de la vía, que el conductor dé positivo en alcohol o drogas y nadie se haga cargo del coche, que no tenga la documentación en regla o que el vehículo haya sido utilizado para cometer un delito.
En cualquier caso estos vehículos pasan a disposición judicial salvo que el conductor regularice rápidamente la situación, por ejemplo en el caso de una alcoholemia positiva debe haber alguien sobrio con carnet en vigor que se haga cargo del vehículo o de lo contrario una grúa puede llevárselo al lugar que designe la autoridad.
Una vez incautados se abre un proceso judicial sobre el vehículo y al final serán los tribunales quienes dictaminen el destino del vehículo en cuestión.
La falta de medios provoca que algunos cuarteles o algunas comisarías de policía no tengan espacio literal habilitado para guardar este tipo de vehículos, en cuyo caso la única solución es aparcarlos en la vía pública correctamente identificados, tal y como ocurre con estos vehículos estacionados desde hace meses en la puerta de un cuartel de Torrelaguna, un pueblo de la sierra madrileña.
Un problema de infraestructura que debería solucionar el ministerio del Interior, poniendo a su disposición naves y depósitos correspondientes para llevar los vehículos y que no tengan que estar 'abandonados' en mitad de la calle.
Según reconocen algunos vecinos, por allí se han visto todo tipo de coches y furgonetas, la mayor parte viejos, aunque también ha habido algunos espectaculares como un Range Rover con matrícula extranjera.
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