El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page el pasado 18 de marzo

Pedro Sánchez y Emiliano García-Page el pasado 18 de marzoRAFAEL MARTIN SOLANO

Sánchez contra la universidad privada y Page hace gratuita la pública: ¿prestigio, igualdad o populismo?

El presidente de la región aprueba oficialmente este martes la gratuidad de la primera matrícula en la Universidad de Castilla-La Mancha y en la Universidad de Alcalá de Guadalajara

Castilla-La Mancha es la única Comunidad autónoma donde no hay ninguna Universidad privada. Hay cuatro universidades en la región y todas son públicas: La Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad de Alcalá en Guadalajara, la UNED y la Universidad Menéndez Pelayo de Cuenca.

El Gobierno de Sánchez quiere limitar la creación de las privadas para que no se «atente» contra el prestigio de «nuestras universidades». Page ya se refirió a este aspecto: «No nos podemos permitir la amenaza que pueda significar una selva caótica donde se mezcle la exigencia de unas universidades con la poquita autoexigencia de otras».

Universidades «expendedoras de títulos»

Y abundó recientemente en la misma idea, diciendo que existen universidades privadas que son «expendedoras de títulos» y que dan titulaciones a sus alumnos «sin tener que levantarse de la cama». El Gobierno castellanomanchego, en palabras de su director general de universidades, José Antonio Castro, insistió en la idea:

«El Gobierno de Castilla-La Mancha no está en contra de las universidades privadas, sino que simplemente no quiere que se instale cualquiera». Pero de cualquiera a ninguna hay una distancia. Da la impresión de que hay otros intereses que superan el repetido «prestigio». La aprobación este martes de la gratuidad de la primera matrícula en la Universidad de Castilla-La Mancha y en la Universidad de Alcalá de Guadalajara apuntalan de algún modo una dirección.

No es nuevo este asunto en el afán socialista. Un renovado interés cuya sospecha ideológica recae en parte en que algunos de los ministros del Gobierno, incluido el presidente del Gobierno, estudiaron en universidades privadas. ¿Son estas las «expendedoras de títulos» que se dan «sin levantarse de la cama», a decir de Page, o precisamente estas no?

Del mismo modo que no es nuevo el asunto, tampoco lo son las objeciones. Y del mismo modo que vuelve el tema de la gratuidad universitaria, con el añadido del ataque a las universidades privadas, deben de volver aquellas, las objeciones. Sánchez dijo en 2019 que «ningún joven puede quedarse fuera de la universidad por el hecho de no poder afrontar el pago de la matrícula».

Que nunca la falta de dinero de los padres sea el pretexto para no empezarEmiliano García-Page

Castilla-La Mancha ya estudiaba esa posibilidad entonces que hoy se hace en parte realidad. El reparo principal generalizado es que la medida de la gratuidad beneficia a todos, incluidos (les beneficia más) los más ricos. La gratuidad parece así una cuestión populista, tanto como el señalamiento a las universidades privadas.

La primera matrícula (Sánchez proponía la universalización) es, sin duda, una ayuda para los estudiantes y sus familias. Page dijo el 9 de abril: «Queremos que nunca la falta de dinero de los padres sea el pretexto para no empezar». Pero para continuar ya será otra cosa. Cinco millones de euros va a invertir el Gobierno de Castilla-La Mancha para que «nadie pueda decir que su capacidad se queda aparcada». Cinco millones para todos, lo cual, como se ha dicho, beneficia más a los que sí pueden pagar, pero no tienen que hacerlo.

«Vamos a romper una lanza a favor de lo público, sin demérito de aquellas instituciones privadas que funcionan bien, con rigor y calidadPedro Sánchez

La gratuidad no es igualdad y el prestigio que se quiere preservar limitando la creación de universidades «expendedoras de títulos» (y también, es de imaginar, que de doctorados) es relativo, puesto que procede de una opinión, de una consigna política que no se refiere a la universidad pública donde también las titulaciones podrían darse «sin levantarse de la cama», según qué casos. Pero Sánchez ya dijo que va a «romper una lanza a favor de lo público, sin demérito de aquellas instituciones privadas que funcionan bien, con rigor y calidad».

Descartadas las motivaciones de la igualdad y el prestigio, solo queda el populismo que ataca lo privado ensalzando lo público y el populismo que apoya lo público para ayudar a quienes más lo necesitan, sin diferenciar a los que lo necesitan de los que no. Una ayuda que es solo para empezar, aunque hay que decir que Page no miente en su siempre particular caso: «...que nunca la falta de dinero de los padres sea el pretexto para no empezar».

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