El río Tajo a su paso por Toledo

El río Tajo a su paso por Toledo

Cinco rarezas que no conoces del río Tajo, el más largo de España y tan mítico como el Nilo o el Danubio

Lo que no es el Nilo y sí el Tajo es un río fronterizo, es decir, que delimita la frontera natural entre dos países

El Nilo es el río más largo del mundo. Tiene 6.650 impresionantes kilómetros de longitud y por ello es uno de los ríos transfronterizos de mundo, el más transfronterizo de todos ellos, pues cruza once países: Uganda, Sudán del Sur, Sudán, Egipto, Ruanda, Tanzania, Kenia, Etiopía, Burundi, la República Democrática del Congo y Eritrea.

Nacimiento del Tajo en la sierra de Albarracín (Teruel)

Nacimiento del Tajo en la sierra de Albarracín (Teruel)

Lo de transfronterizo es algo que el Nilo comparte con el Tajo, el río más largo de España, con más de 1.000 kilómetros, que desemboca en Portugal. Lo que no es el Nilo y sí el Tajo es un río fronterizo, es decir, que delimita la frontera natural entre dos países, concretamente durante los 50 kilómetros en que separa España de Portugal.

No discurre por once países, pero sí por seis provincias: Teruel (donde nace, en la sierra de Albarracín), Guadalajara, Cuenca, Madrid, Toledo y Cáceres, sin contar su recorrido de 145 kilómetros por el país vecino y otras tantas regiones lusas hasta desembocar en el océano Atlántico en Lisboa.

El Tajo a su paso por Aranjuez, al lado del Palacio Real

Tiene dos nombres: Tajo en España y Tejo en Portugal (algunas regiones por las que pasa le deben su nombre, como Alentejo y Ribatejo), acaso como Rómulo y Remo, de quien dicen que si hubiera fundado Roma en lugar de su hermano esta se llamaría Rema. Precisamente los poetas romanos cantaron a sus arenas, en las que decían que había oro.

Los romanos le llamaban Tagus, lo cual dicen que puede venir de un rey ibero de nombre Tago. También se asemeja el nombre a «tallo». Si se mira un mapa lo parece: un tallo con sus ramas, aunque lo del Tajo parece ser que es en verdad por el «tajo», el «corte profundo» que produce su cuenca, especialmente en algunas zonas de su largo viaje, que en una de sus etapas pasa por Toledo para definirlo, para hacerlo.

Desembocadura del Tajo en el estuario del mar de la Paja

El Tajo hizo Toledo porque le daba agua para beber y cultivar, comida en sus peces, defensa contra los enemigos como barrera natural. Toledo tuvo playa gracias a él hasta que los vertidos lo contaminaron y se prohibió el baño ya hace más de medio siglo. El trasvase al Segura lo empequeñeció a su paso por la ciudad que aspira a recuperarlo tal como allí fue.