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Cuatro edificios «raros» de Castilla-La Mancha que sorprenden al mundo de la arquitectura

Más allá de castillos y molinos, Castilla-La Mancha guarda joyas modernas que rompieron esquemas y hoy son patrimonio

Castilla-La Mancha suele evocarnos molinos de viento, murallas medievales o catedrales que se elevan hacia el cielo. Pero entre sus calles también laten joyas ocultas de la modernidad, edificios que rompen moldes y que, pese a su rareza, han conquistado a expertos internacionales.

La Fundación DOCOMOMO Ibérico, dedicada a proteger y difundir el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno en España y Portugal, ha distinguido varios inmuebles manchegos por su valor singular. Son construcciones que, lejos de parecer típicas, sorprenden por su audacia y dibujan un inesperado mapa de modernidad en el corazón de La Mancha.

El Trébol de Albacete: geometría que florece

Edificio Trébol, AlbaceteFundación Docomomo Ibérico®

En Albacete, ciudad de calles rectas y carácter funcional, emerge un edificio que parece brotar como una planta urbana: el Edificio Trébol. Construido en los años setenta, su planta recuerda a una hoja de trébol de tres brazos abiertos al aire, atrapando la luz manchega.

No es un bloque cualquiera, sino una pieza que rompe la monotonía, que juega con las sombras y las proporciones. Tanto es así que DOCOMOMO lo reconoció como ejemplo de modernidad en Castilla-La Mancha. Hoy, el Trébol es un símbolo de que la vivienda también puede ser poesía geométrica.

Edificio Trébol, AlbaceteGraficas Romica

La parroquia de la Asunción: fe en hormigón

Parroquia de la Asunción, AlbaceteFundación Docomomo Ibérico®

En la misma ciudad, otra rareza: la parroquia de la Asunción. Olvidemos por un momento las torres góticas o los retablos dorados. Aquí el protagonismo lo tienen los volúmenes rotundos, el hormigón y la luz que se filtra con dramatismo.

Cuando se levantó, provocó debate: ¿cómo podía una iglesia parecer más una escultura moderna que un templo tradicional? Décadas después, la audacia se celebra como uno de los grandes ejemplos de arquitectura religiosa contemporánea de la región.

El colegio del Sagrado Corazón: enseñar con luz en Guadalajara

Colegio del Sagrado Corazón AgustinianoColegio del Sagrado Corazón Agustiniano

En Guadalajara, el Colegio del Sagrado Corazón revolucionó la manera de entender un centro educativo. Frente a las aulas oscuras de antaño, este inmueble apostó por la amplitud, los ventanales y la claridad. La arquitectura se convirtió en una herramienta pedagógica, donde el espacio enseñaba tanto como los libros.

DOCOMOMO lo incluyó en su catálogo por su capacidad de transformar el día a día escolar en un ejercicio de modernidad. Una lección de que también en provincias medianas se podía soñar con arquitecturas valientes.

La Casa Príncipe Metternich: modernidad en Ciudad Real

Casa Príncipe MetternichFundación Docomomo Ibérico®

La sorpresa final nos espera en Ciudad Real con la Casa Príncipe Metternich. Su nombre aristocrático guarda un edificio que mezcla racionalismo con aires internacionales, como si quisiera importar a La Mancha un fragmento de la modernidad europea.

Ni mansión convencional ni vivienda corriente: este inmueble elegante y enigmático recuerda que la innovación arquitectónica no se limitó a las grandes capitales. También en tierras manchegas hubo quien supo mirar más allá del horizonte polvoriento.

Casa Príncipe MetternichFundación Docomomo Ibérico®

Cuando lo raro se convierte en memoria

Estos cuatro edificios dibujan un mapa secreto en Castilla-La Mancha: un trébol de hormigón en Albacete, una iglesia que rompió moldes, un colegio que quiso enseñar con luz y una casa que trajo ecos de Europa.

Lo que un día pareció extraño, incluso incomprensible, hoy se reconoce como patrimonio. Porque la arquitectura nos enseña que lo raro de ayer puede convertirse en la memoria de mañana.