Vista general del Salto de Poveda
Un Titanic en el río: la cascada artificial que el Tajo transformó en maravilla de la naturaleza
En el Salto de Poveda en Guadalajara el agua escribió su propia historia a partir de la del hombre
Michael Crichton se refirió en Parque Jurásico a aquello de «la naturaleza se abre camino». Lo decía a propósito de los dinosaurios de novela quienes, aunque estaban creados como hembras, empezaron a reproducirse ya que los científicos habían completado las secuencias incompletas de su ADN con ADN de rana, lo que les permitía cambiar de sexo.
Machu Picchu y Chernóbil
La naturaleza siempre gana. Piénsese en la dana, ahora que amenaza de nuevo, y lo ocurrido en la Comunidad Valenciana y en Albacete hace un año. Los casos son infinitos. Para bien y para mal. La ciudad de Machu Picchu la descubrieron casi completamente oculta entre la vegetación.
Salto de Poveda, en Guadalajara
En la ciudad ucraniana de Pripyat, evacuada y abandonada tras el desastre nuclear de Chernóbil, los animales salvajes terminaron tomando las calles como si fuera su medio natural: la naturaleza devolvió a la vida la catástrofe provocada por el hombre. No es una escena apocalíptica, propia de aquella otra novela (también película) de Richard Matheson, Soy leyenda, tomada por los zombis nocturnos, sino el milagro de la vida.
El Titanic
No hace falta ir a las novelas o a lejanos lugares de la tierra para descubrir esto. En Guadalajara el llamado Salto de Poveda es otro de estos capítulos maravillosos, una suerte de Titanic reconvertido en ecosistema en el fondo del mar. No precisamente en el mar, sino en el río, en el Tajo. Un pequeño y antiguo embalse se proyectó como presa hidroeléctrica que no llegó a terminarse debido a filtraciones.
Salto de Poveda
Uno de sus diques se derrumbó y la vida se abrió camino entre el abandono humano. Las filtraciones continuaron y el agua escribió su propia historia erosionando la roca y creando un calcáreo y artístico espectáculo original. A sus pies, donde cae la catarata, verdes pozas cristalinas forman un conjunto inolvidable, digno ejemplo de la gran belleza de la creación.